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barbacana

El partido (2ª parte)

Los dos fámulos se afanaban en los preparativos del equipaje del partido de la tarde.  

Arrodillados al borde de mi cama y tratando de colocarme unas botas que fueran de mi medida.

Gregorio de mi altura, con un pelo moreno largo y brillante, unos ojos negros con unas cejas que dejaban entrever la depilación reciente en el entrecejo y unas pestañas que sonaban a todas luces postizas por lo rizadas y largas que enmarcaban aquellos ojos profundos,  observadores y recién pintados.

Jóse Francisco, así con acento en la ó, era más alto, mas delgado y con unos rasgos y movimientos mucho más afeminados por lo que intuí desde un principio que debía ser el machito.

 ¡Mira a ver si te valen éstas!.

¡Que no!, que yo calzo el 39 y éstas deben ser el 43.

Ay,  chico no nos vas a dejar colgados después de lo que he hablado de tu incorporación.

Pues será esta mañana,  porque llegué ayer.

Pues claro que ésta mañana, pero ¿tú sabes lo que cunde una mañana cuando tienes ganas de transmitir?.

Pues no, la verdad.

 

Bueno, venga se te compran una nuevas y nos dejamos de gilipolladas.

¡Será de mariconadas ¿no?.

¡Ay!, en casa el herrero …., ¡ésas cosas no se deben decir….!.

¿Qué te parecen unas …..Overat?.

¿Las del futbolista alemán?.

Exacto.

Bueno, las que tengo yo en el Cabaxa son del montón.

¿Cómo que del montón?...¿malas?.

No del montón quiero decir que llega el Tocatero con el saco, lo vuelca en medio del vestuario y hay que espabilar para coger alguna de tu número y que estén aparentes, aparejadas, sin roturas,  ¡éso es el montón!.

Mi niño como os tratan en ése club, aquí funcionamos de otra manera, más digámoslo..profesional, aunque eso no tenga nada que ver con las putas ¿eh?.

 

¡Ah, bueno!.

 

Era julio y el calor derretía los postes de la luz adyacentes al pequeño campo empedrado y polvoriento donde se había de celebrar el evento deportivo.

Estaba por Torrero, y yo en Geografía y orientación no heredé los conocimientos de mi abuelo por lo que vamos a dejarlo “en el barrio”.

Con mis inmaculadas botas en su cajita debajo del brazo, esperaba que llegasen mis dos nuevos amigos, viendo entrar a los vestuarios de Local y Visitante a una suerte de fauna tan variopinta, gesticulante y colorista que estuve un buen rato rezando a los cielos a ver si por algún favor de Dios, se habían olvidado y ¡no aparecían!.

Pero, si que aparecieron.

 

Jóse Francisco llevaba dos enormes bolsas de deporte una en cada mano y correteaba tras un balón nuevecito de exágonos blancos y negros que parecía no dejarse acariciar por su bota vaquera repujada.

Gregorio solo traía en la mano izquierda la cajita de mis botas y en la derecha un enorme abrigo de piel de zorro que puesto, debía llegarle a los tobillos, pero que llevaba sólo para enseñarlo con ésa soltura de las personas elegantes y desde luego que en previsión de que pudiera cambiar el tiempo bruscamente.

Bueno, digo yo, porque el termómetro marcaría como 35º y aquel abrigo estaba preparado para resistir sin problemas como dos meses en el Polo.

¡Holaaaaaa!. ¿Aún no entraste?.

¿Adonde?.

Uy, claro no te lo dijimos, nosotros hoy jugamos de visitante. De local  hoy juegan ¡las locas éstas de las Delicias!.  

 

Al entrar al vestuario el resto de los compañeros estaban toditos despelotados.

En el pueblo también lo hacíamos, pero hombre ¡éramos de confianza!. ¡no?.

Las cortas carreritas y requiebros me empezaron a pasar factura y como siempre me pasa me empecé a  poner colorado, como una tomatera madurita.

¿No te desnudas?.

No, del todo no,  a mí me gusta jugar con calzoncillos, vá todo como…más sujetito.

¡Ah, bueno, como tú quieras!.

 

Les dije de qué jugaba en el Cabaxa y no me hicieron ni puto caso.

Tú, de delantero centro a meterles los goles a ¡ésas perdidas!.

 

Joder, por los grititos y tonos de voz parecía que estaba participando en el primer partido femenino de la historia, aunque en cuanto a empeño, fuerza, choques y patadas cruzadas no se quedaban mancos.

 

En un pase adelantado me quedé solo con la  portera, perdón con el portero y simplemente dejando correr la pelota por el lado que íba, me fui hacia el otro dejando al guardameta esperando la salida por detrás, cuando yo ya entraba en la portería sin prisas, como metiéndolo porque había que meterlo, porque había que marcar para que aquella jauría de 10 compañeros se vinieran hacia mí dándome abrazos, besos, arrumacos, levantamientos en peso, más besos y más abrazos, vítores y amenazas a los contrarios desolados a quienes les enseñaban el dedo así, con el dedo corazón levantado hacia arriba y diciéndoles ¡20 os vamos a meter, pollabobas!, ¡Os van a caer dos camiones!, ¡hoy vais a pagar todas juntas, mariquitones!.

 

Cuando conseguí separarme de aquel jolgorio y ya reiniciado el partido conseguí con ésa habilidad que me caracterizó siempre, de esconderme del esfuerzo en ésa ubicación tan difícil de encontrar para otros, pero que yo descubría de un ligero vistazo.

Allí no llegaban las pelotas y cuando lo hacían venían tan malamente que empezaron a criticarse entre ellos al grito de ¡echarle las pelotas a Porfirioooo!.

En ésta indolencia que nos empatan, que el partido va por los derroteros aburridos de ésos partidos que quieres que termínen y que en fin, un empate ¡es un empate ¿no? y jugando de visitantes!.

 

Fue de ésas jugadas donde pones el prestigio en el filo de una navaja bien afilada.

Córner a favor en el último suspiro y yo queriendo pasar del asunto que me coloco en el punto de penalty, allí donde se arremolinan todos los que en un córner no saben lo que hacer.

Gregorio, cuan Békan futurista que lanza una pelota que yo ví venir hacia mí  incluso antes de salir como un rayo de su pie.

De ésas pelotas que con mi tren inferior potente y aquellos saltos en vertical superaba a defensas mucho más altos y que me supusieron algún aplauso en el Romeral.

La ví venir girando  por el aire en una rotación sobre sí misma que la hacía apetecible y la convertía en un proyectil envenado para los intereses de aquel equipo de pardillos.

Salté en el aire y de pronto me encontré en otra dimensión mucho más elevada que el resto de los competidores, de algunos que saltaron conmigo y el resto que me miraban desde abajo rezando unos por el acierto, los otros porque no impactara con mi frente con aquella pelota que podía significar la victoria o la derrota de los sueños de todos.

 

¡Menos de los míos!.

  

CONTINUARÁ…

9 comentarios

Avelina -

¡Tienes razón!, ahora lo recuerdo, empezaste a contarlo y en lo mejor, te callaste. ¿será mi imaginación,o la cardelina de mi terraza me contará el final?

Porfi -

Mi querida amiga.

Fué en el Casino, en aquella cortísima tarde que compartimos todos los amigos y donde empezó a surgir de propia voz, como me gustaría terminártela.

Pero como las distancias no lo permíten lo hago como buenamente me lo facilitan la página entrañable y la seguridad de que siempre estás entre las lectoras más queridas.

Lo que pasó aquella tarde es que la dispersión y la alegría de tratar de obtener de todos vosotros el máximo de los recuerdos escondidos, produjo ¡maldito e inexorable paso del tiempo! la imposibilidad de llenar, rebosando, todas mis ansias y espectativas de volverme a mi territorio lejano con las alforjas llenitas de miradas y satisfacciones.

Hubo abrazos y despedidas a medias, casi desastrosas por la premura, por el deseo de que no fueran ciertas, de que fueran un mal sueño del que despertarte sin que las cosas fueran como lamentablemente tienen que ser.

¡Siempre!.

Avelina -

De esta historia yo había oido algo. Quizá con esa riqueza narrativa, y descriptiva no, pero habías escrito algo, no sé donde ¡como ahora no se consultarlo!. Pero no nos dejes con la intriga.Sigue.

Porfi -

Mi querida Nely.
En primer lugar dales un beso a tus padres con todo mi cariño.

Esta historia es por tí, tú me la recordaste en el Casino y ya nos estuvimos riendo un buen rato allí.
Después Pili, mi secretaria maravillosa se ha dedicado a recordármelo como una promesa que os había hecho, y ahí va saliendo.

Tu tío Mauri fué para mí un buen amigo, un compañero insuperable y solidario y una persona a la que siempre querré y recordaré con mucho cariño.
Dale un fuerte abrazo.
A ver si la termino ¡es que son cuatro capítulos.....!

¿No os cansaré?.

nely -

Porfi yo que ya conocía parte de esta historía por Mauri, por favor acaba la historia antes del viernes que me voy de vacaciones porque no recuerdo muy bien como acabó. un beso

Porfi -

¡¡¡¡¡TÚÚÚÚÚÚÚÚ!!!!!

cruz -

comienzo y termino mi jornada de trabjo con tus relatos ¿hay algo mejor...?
gracias por hacerme reir.

Porfi -

No debería meter comentarios a mi escrito, pero es una forma de saludarte.
Y como el mío no vale, bueno y aunque el tuyo vale por 35.000, como no se vean más lectores os vais a enterar para el 1 de Junio.
Perdón, tú no.
A tí no te puedo dejar con la duda.
A tí te lo diría al oidito virtual.

Pily E. -

Mira que a mi no me gusta el fútbol,y estoy enganchada,entrará,no entrará...la solución en el próximo capitulo.