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barbacana

Besos como Camelias.

Bajas del avión recoges la maleta y te dan la alegría  de la vida.

Sí de ésas alegrías que hacen que la vida merezca la pena vivirse.

Te encuentras ante ésos ojos que te transmiten calma, sensatez, alegría placentera y hasta ése pedacito de cariño que sabes que no te mereces.

Te abrazas a ése cuello creado para dar refugio a los momentos de tristeza, besas ésa cara dulce puesta allí para recoger los detalles de los fuegos de artificio de los planetas, te enfrentas, ahora ya sí, a ésos ojos dispuestos en el mundo para regalar sonrisas y confianza y amistad y cariño y hasta fraternidad ¡si hiciese falta!.

Te dejas llevar por los segundos que se marchan y quieres transmitir lo que sientes ante la persona más generosa de la tierra.

Te quedas colgado, jodido, apesadumbrado, impotente, sin fuerzas para otra cosa que para enumerar los detalles de tus carencias.

Hay cosas que solo se encuentran y las regalan las hadas.

Hay cosas que son privativas de ésos maravillosos seres.

Hay cosas con las que no se puede ni divagar, solo contarlas.

¡Hay amigas como ella!.

¡Qué suerte tenerla!.

 

2 comentarios

Porfi -

¡Qué alegría!.
Sólo mejorable si hubiésemos sido cuatro.

Pily E. -

Tienes razón, como siempre, tienes razón.
Allá donde esteís, un beso a los tres.