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barbacana

Perú. (Llegada).

Siempre había creído que éramos los más educados.

¡Sí del mundo!, ¡del mundo entero!  quiero decir.

Y me refiero a los Españoles, ya sabéis que yo no soy nada nacionalista.

Los nacionalismos ahora que el mundo tiende a globalizarse me parecen un paso atrás, un volver a la alpargata, un retornar a la tribu y al jefe, al hechicero y a los tótens,  a los potingues curativos, a las supersticiones ancestrales y a los males de ojo.

Y me llevé una cura de humildad nada más bajar del avión en el aeropuerto de Lima y procedente de Santiago de Chile.

La guía que nos recibió era a todas luces de origen japonés y no lo digo solo por aquellos ojos rasgados donde no entiendes como pueden entrar la luz, ni las imágenes, sino por los claros signos de cortesía al inclinar varias veces la cabeza ante nosotros ¡cooooño!, como si fuéramos dos ilustres personajes o como si fuésemos de su cultura y entendiésemos ésos signos tan exquisitos.

Lo digo porque se llamaba Angie  Shima Hiro y con ése nombrecito ¡ya me diréis de donde podía ser!.

Flor es más directa y le dio la mano con elegancia, pero yo que llevo siempre encima los consejos de mi padre del “donde fueres haz lo que vieres”, allí que me encuentro pegando cabezazos de respuesta a cada uno de los suyos  y sin saber cuando demonios había que terminar de hacerlo.

A mí no me ha gustado nunca ser el primero en abandonar una disputa así que cuando ví que se empezaba a cansar y a no saber como poner la sonrisa siguiente,  determiné darle la mano y sugerirle que a partir de aquel momento con dos pares de cabezazos al dia ¡como que sería suficiente!.

Nos condujo a un elegante automóvil donde nos presentó al chofer que al decir que se llamaba Amador Castro y que me daba solo la mano, determiné en una rapidísima reacción intelectiva de las mías que se trataba de un peruano.

En el camino del Hotel nos hablaron de las excursiones a realizar y de todo el plan de viaje que teníamos para los siguientes 15 días en su país, con visitas a Cuzco, Puno, Aguas Calientes, Machu Pichu, Chiclayo, Trujillo, Nazca, Titicaca, Juliaca, Chan Chan, etc. Cuyos nombres no nos sonaban a japonés por respeto, pero sí un poco a chino mandarín.

Nos aconsejaron restaurantes como el Astrid y Gaston donde posteriormente iríamos en tres ocasiones inolvidables y el japonés Toshiro´s al que fuimos la última noche de nuestra estancia en Lima. Ambos habían sido premiados en la pasada edición de Madrid Fusión como los dos mejores restaurantes de América Latina y os puedo dar fé de que están a la altura si no del Bulli de Ferrán Adría (sin duda el más grande) sí del Celler de Can Roca en Girona, de Arzac y de Subijana en el pais vasco o del Atrium en Cáceres que aunque parezca imposible está en la cumbre de la gastronomía patria.

En el Hotel nos recibieron con ésa delicada amabilidad que te hace sentirte bien y que hace más llevadero el pelotazo pagado por el completo.

Así pues esperábamos el día siguiente de recorrido capitalino guiado y así empezar ésos dias de asueto que prometo seguir contando si veo que consigo el suficiente auditorio.

 

Jamás, oídme bien ¡jamás!, había visto gente más educada que en Perú en mi dilatada vida de viajero.

Gente más atenta, más dispuesta, correcta, pendiente de todo, un ejemplo de seriedad y buen trato, un país a visitar con alegría porque encuentras los brazos abiertos que te atienden, en fin lo que uno debía encontrar siempre que viaja a un país extranjero y que van más escasos que los cocodrilos por el Romeral.

 

2 comentarios

MJesús -

Venga Porfi, no me diga que nos vas a hacer "pagar peaje" por cada uno de tus artículos para ver si los leemos..... vamos hombre ... no te hagas de rogar.... te consta que los lee mas gente incluso de lo que te imaginas... pero si no queda mas remedio... dos mimos cada dia y hala!!! tu a lo tuyo a seguir escibiendo.

Pily E. -

Es cierto, me consta, son educadisimos y amabilisimos.
Los días que nosotros estuvimos en Lima,toda la familia, cada día, o nos llamaba por teléfono, o venía a vernos,para invitarnos al " lunch " (tienden a utilizar mucho palabras americanas, o a castellanizar las mismas ), o a lo que fuera .
Yo, advertía a Esther, que les avisase de que nosotros teniamos otras costumbres, y que si no actuabamos como ellos esperaban,no era por descortesía, sino por lo anteriormente dicho.