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barbacana

Hola.

EL DEBATE.

 

Yo sí he contado 7000 veces 7 antes de opinar.

Quizá para no incrementar mi fama de metementodo.

Y me refiero a la libertad de expresión a la que acudimos demasiado alegremente.

Y es porque hay que tener clarito que ésta termina cuando se roza, aunque sea levemente, el respeto, la libre opinión, la vida y el ejercicio de las funciones, labores, actitudes o cargos de los demás.

Se puede discrepar y hasta abiertamente en debate con quien y de lo que sea pero haciéndolo siempre manteniendo una opinión y respetando la del otro, que de entrada es tan buena, aplicable y sostenible como la nuestra.

Y después apunto la alegría de la participación en ése debate de tantos y variados vecinos del pueblo donde a mí lo único que me falta sería saber quienes son, aunque solo fuera para mandarles un beso dirigido a una cara y a un nombre amigo.

Pero bien, eso es algo personal.

Y mi interés es solamente afectivo.

PERÚ. 

El dolor de una tragedia nunca viene solo.

Se le suma siempre la indignación que provoca una verdad incontestable.

¡Las catástrofes siempre golpean con más virulencia a los humildes!.

 

Hace bien poco contaba del viaje por ésas tierras peruanas tan bellas y donde tan bien nos habían tratado. Hoy solo me queda exteriorizar mi tristeza y mi horror por ésas situaciones que se presentan de cuando en cuando y donde no cabe más que hacer lo que Rosalía de Castro apuntaba en un poema:

 Quando a morte arrebata homes tras homesNon hay mais....Que enterrar depresa a os mortos,Baixar a frente e esperar.

Que pasen as correntes apestadas..

¡Que pasen....!

Que outras viran.

 EL MILAGRO. 

Queriendo olvidar,  ha amanecido.

Estaba en el jardín frondoso de Manolo donde recibo cada mañana los primeros coletazos de las olas golpeando en el muro del jardín.

Una mariposa amarilla me pasó rozando la boca y la nariz, quizá buscando en ése contacto la prueba de que no estaba sola en el universo. ¡Ni yo tampoco!.

Dándome cuenta de lo que el pequeño insecto quería de mí, fui tras ella un momento, caminando silencioso por en medio de los parterres de flores que restallaban al fulgor del sol y la brisa marina.

Allí, al fondo, donde hacemos las barbacoas y contamos los cuentos que nos alegran las plácidas horas del atardecer, se posó un instante de relámpago en una pequeña rama en ele de donde colgaba una gota de rocío, que protegía la sombra y la mañana.

Succionó la gota que dejó de brillar al instante y se abrió de alas como formando un dibujo de sueños y esperanzas.

Sí, allí solos, la mañana, la brisa suave del mar en la cara, la luz aterciopelada que dibujaba en el césped los huecos sorollistas refulgentes y perfectos a través de las hojas del castaño centenario.

Sí, allí solos, la mariposa amarilla y yo.

Yo, muerto de envidia y tristeza porque ése milagro no se produzca cada mañanita.

Ella, posada, relajada y amiga en el centro mismo de una rosa, rosa.

2 comentarios

Ma José -

¡Hola Porfi y Avelina!
Llevo un tiempo sin salir, pues he regresado esta semana de vacaciones.He encontrado la página un poquillo alterada ,con el debate de "Las escuelas de Calatoradico"pero es una forma más de expresar los sentimientos de cada uno.Bueno, yo me quedo con lo que dice Avelina de que deberíamos vivir en el campo.No sé, si será la edad lo que nos va llevando a esta forma de pensar o qué pero estar con los pies puestos en contacto con la misma tierra directamente,creo que nos hace tener la mente más lúcida.Además yo creo que nos hace darnos cuenta de que para vivir no se necesita tanto.Y nos vendría muy bien a la mayoría para salir un poco de esta sociedad de consumo que no nos conduce a nada bueno.Hay mucha gente que ya lo estan haciendo y yo los considero unos valientes,porque "de lo que pensamos a lo que hacemos" hay un gran trecho,que es el que nos impide romper con todas esas ataduras que nos anclan a la vida diaria.
Besos con sabor a pueblo

Avelina -

Me solidarizo totalmente con Perú, siempre pasan las peores
desgracias a los de siempre.
Y ¡quien pudiera disfrutar de la brisa del mar al amanecer!,
y además cerca de un castaño centenario.Yo, hay veces que
pienso que estamos locos por vivir entre el cemento, que
deberíamos vivir en el campo y dejarnos de tonterías.