Había una vez un niño que tenía mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma debería clavar un clavo en la cerca de atrás de la casa. El primer día el niño clavó 37 clavos en la cerca…
Finalmente llego el día cuando el muchacho no perdió la calma para nada… y se lo dijo a su padre y entonces el papa le sugirió que por cada día que controlara su carácter debería de sacar un clavo de la cerca.
Los días pasaron y el joven pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca… entonces el papa llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás …Mira hijo, has hecho bien… pero fíjate en todos los agujeros que han quedado en la cerca…Ya la cerca nunca será la misma de antes…
Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero de la cerca…Es como meterle un cuchillo a alguien, aunque lo vuelvas a sacar la herida ya quedo hecha…No importa cuantas veces pidas perdón, la herida está ahí …Una herida física es igual de grave que una verbal…Los amigos y sobre todo tus personas mas cercanas, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar…ellos te sonríen y te animan a mejorar…te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte…
Por supuesto no es mío, pero es uno de esos mensajes que te hacen llegar de los que se me quedó grabado e imprimí.
Besicos a todos!
4 comentarios
Casimiro -
Todos ponemos relatos que no son de nuestra cosecha.
Lo importante, es saber apreciar el sentido de los mismos y tener la sensibilidad de interpretarlos; por que quien és sensible al mensaje, sabe que debe difundirlo.
Un saludo cordial
Reyes -
Ma José -
¡Que bonito!
Al leerlo,se encoge un poquillo el corazón y creo qué es de la cruda realidad que refleja el mensaje.Esto es para llevarlo tatuado y usarlo o al menos recordarlo cada minuto del día a día.
Bskos.
Pily E. -
El símil, es perfecto.
Un abrazo, guapa.