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barbacana

Por los que nos enseñaron a .........

Los niños aprendían a nadar en el río.
Yo, tenía mi piscina privada.
Mi padre me llevaba con él a regar el pequeño campo del Tremedal, un poco más allá del Matadero, a la derecha del camino.
Llevaba siempre consigo una soga de pita enrollada en el hombro, como los legendarios domadores de caballos.
Colocaba las tablas en el pequeño paradero con tal precisión y paciencia que apenas dejaba escapar unos pequeños hilillos de agua por sus junturas.
Inmediatamente se empezaba a llenar el espacio superior. ¡Mi piscina!.
El agua transparente, verde de limpia y fresca como rellenada de un frigrífico gigantesco.
Yo, en corites, esperaba con saltitos de rana bajo el manzano aledaño que empezara la función.
Hacía un nudo corredizo con la soga, me lo pasaba por debajo de los sobacos y lo lanzaba hacia la rama más alta, justo encima de la charca.
¡A volar!. Con ésa agilidad de movimientos que sólo tienen los padres, me bamboleaba y situaba con los pies rozando el agua en una suerte de Tarzán principiante.
¡Qué maravilla ir hundiéndote poco a poco por manos seguras en aquel mundo nuevo!.
¡Qué sensaciones de júbilo acentuadas por sus risas de complacencia!.
Padre, ¡ahora hacia arriba del lago!...y descolgaba la cuerda y arrastraba corriendo campo adelante la sencilla carga, y cual buen batelero que te lleva entre juncos y hierbas esmeraldas corría hacia arriba y hacia abajo, y yo sintiendo en la cabeza-proa que el mundo se te abre solícito sólo porque él es el mejor y el más fuerte y te condúce fresquito a la victoria.
Y después nuevamente, cambiando el giro de la marcha hacia abajo.

Y después otra vez hacia arriba, y después otra vez...y otra...y
Recuerdo la primera vez que me soltó de la cuerda.

Ya nadaba con unas brazadas infantiles pero contundentes. Ya íba de un lado para otro como un pequeño cocodrilo en busca de aventuras.

Era una noche de luna en que aquella enorme explanada de plata se transformó por un segundo en un mar abierto y desconocido, cuando escuché por primera vez de unos labios queridos:  

"Con diez cañones por banda,

viento en popa..........."


7 comentarios

Pily E. -

Esta, ni yo la conocía.
En la que yo conocía, en la poza había una rana, debía de ser la 2ª parte, ! para que digan, que segundas partes nunca fueron buenas , JA !!.

Ma José -

¡Hola Porfi!
Yo, se vé que me incorporé a la página, más tarde de esta publicación.Para mí es nueva y cuando la leía se me caía la baaabaaaa.¡¡Que recuerdos emergen a cada una de nuestras mentes!!.De inmediato viajamos a aquellos años y aquellos lugares,que tan honda huella dejaron en nuestro ser.
Mi primeros "baños y chapoteos"en este pueblo fueron a la edad de 8 años,en la famosa y querída CENTRAL
El día que el tiempo no lo impedía y podíamos ir al río...aquello era una fiesta.Claro,que solas no nos dejaban ir.Los chicos,se tiraban desde unas rocas "al pozo" los que sabían nadar claro y las chicas aprendiamos a nadar o hacíamos lo que podíamos ,bajo un gran árbol de cuyas ramas nos ibamos agarrando para que no se nos llevase río abajo la corriente.También recuerdo (pero éste de otro modo)las comidas y fiestuquis con los amigos en la REVUELTA DE CAPOTÍN.
La última vez que fuí a dar una vueltecilla ,por lo que era LA CENTRAL(qué ahora lo han habilitado como paseo)se me cayó el alma al suelo.Tuve que hacer un esfuerzo para reconocer cada lugar,ahora tán descuidado y diferente del recuerdo que yo guardaba.¡¡De la porquería que traía el río............ni te cuénto.Botellas de todos colores,de todos los tamaños,de todos los modelos.Vamos...que aquello parecia la Navidad y que los Reyes hubiesen soltado allí todo tipo de jugetes de colorines reciclados.
Besicos

Porfi -

Pues, ¡que bien me siento!, constatando que te he podido hacer recordar un momento dulce de tu vida.
Un beso.

Reyes -

Que bonito es recordar, aquellas situaciones en las que nos hemos sentido felices y poder compartirlas.
Yo aprendí a nadar en Salduero, en el rio Duero, no os podéis imaginar que fría estaba el agua. Recuerdo que disfrutábamos un montón con los neumáticos.

Casimiro -

Holas Porfi:
Buenos dias.
Tu historia, me recuerda que yo, de alguna forma, aprendí algo a nadar; en una acequia que habia cerca de la Estación... Recuerdo, que unos amigos de aquella época, me tiraron en el lugar mas hondo y...!allá te las veas como puedas!. O te ahogabas o salías a flote como podias.

Yo, como en muchas otras veces en mi vida, opté por salir a flote y aprender algo nuevo. !Que remedio!.

Tú tuviste la ayuda y complacencia de tu Padre. !Ratos y situaciones felices que nunca se olvidan!

Avelina -

Preciosa historia, aunque yo la recordaba más larga.
Y ¡si!, creo que la niña es también tu sobrina-nieta,
algo desde luego te llega.
En el homenaje, cuando Fernando les puso el micro a las niñas, todas hablaron muy bien, pero Mónica contestó con
un desparpajo que nos dejó impresionados, por eso Encarnita me dijo ¡¡es mi sobrina nieta!!

Porfi -

Se me olvidó decir que ésta historia ya había aparecido hace tiempo.
Pero me pareció oportuna al hablar de los parentescos y sobretodo, que hay amigos nuevos que no la conocían.
Y de los antiguos que se van a alegrar.....