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Repetición 7

No quiero que por el devenir de la página quede demasiado lejos en el tiempo. Nos habíamos quedado en las proximidades del Barrio Alto (Cabezo de la Horca) junto a la Avenida Monares, hablaba de oficios y no se puede pasar por alto los muchos y buenos pastores que salieron de este Calatoradico tan particular. Allí en las Tres Esquinas vive Pascual Pérez, uno de los últimos pastores de la vieja escuela, junto a su hermano Mario ya fallecido, han sido una institución en el gremio, creo que también  la familia de “los frailes” dedicó alguno de sus miembros a esa noble tarea, quizás el patriarca de la familia el “tío Fidel” fuera uno de ellos. Recuerdo a “los agudos” Pedro y el Moreno, Enrique, el padre de Jesús Gaspar, Pedro José y Benito Cobos y algún otro que se escapa de mi memoria.

Continuando por la calle  los Estrechos llegamos a la esquina de la carretera, Avenida de Monares y nos introducimos de lleno en el oficio de Calatorao por excelencia, la cantería. Sin salir de la calle y pudiéndose contemplar desde la carretera, la casa de “los Zagales” (canteros de Calatoradico con cantera propia en los aledaños de la carretera de Lucena, saliendo de Calatorao a la izquierda), una muestra de  arquitectura de piedra de sillería junto a la Capilla del Santo Cristo en la calle de su nombre y la casa que fue de Basilio Anía en la calle del Hospital. Se podría decir que escaso bagaje para un pueblo que llevamos la piedra por bandera. No se puede decir lo mismo de los canteros, cantidad y calidad, en la última casa  del pueblo Julio Rubio, y ya bajando por la carretera, según se dice, una casa sin otra y dos al impar alojaban extraordinarios oficiales, me dejaré muchos pero entre ellos Emilio y Boni Navarro, Ernesto Lorente (te suena Nely), Armando Calvo. Este grupo de profesionales se extendía por todo Calatoradico, los Aznar, varios de la familia Fondón, Daniel Serrano, Antonio Gimeno (ya fallecido), los hermanos López Remiro y un largo etc. Por sus manos han pasado y pasan muchas de las restauraciones que se han hecho en nuestra tierra.

Sin salir de los Estrechos, no debemos perder la pista de otros oficios minoritarios y que también tenían su presencia, la señora Petra “Peinada” casada con Eusebio “El picapedrero” (sería también cantero), era un especialista en remendar sacos de arpillera, instrumentos imprescindibles para el trasporte de cualquier tipo de mercancía. Un poco más abajo, en la carretera vivía, creo que era su hermana, “la Roya, la Peinada”, azote de instituciones y luchadora de sus derechos hasta el límite de lo insospechado. En esa zona, Perico “El Aguador” practico el noble oficio de llenar las tinajas en una época en la que el agua corriente era un sueño lejano.  Llegado este punto, quiero manifestar que toda esta suerte de epítetos, motes y entrecomillados que aparecen o sustituyen a los nombre, no buscan ofender a nadie, sino reflejar una realidad social que pervive hasta nuestros días, si alguien se puede sentir ofendido le pido mis sinceras disculpas.

Hablando de actividad comercial y de servicios, no se puede pasar por alto el Bar La Ribera, que casi nadie conoce, no así su nombre de guerra “el Eladio”, donde Eladio Ralla dio los vermú mas nombrados y reconocidos de este pueblo. Hoy el negocio continua como sabemos en manos de su hijo como restaurante, esta vez sí, por su conocido Casa Eladio. Frente al bar viejo del Eladio, Felicitas Aznar y Miguel Embid  regentaron una carnicería,  hoy también sigue el negocio en la calle La Fuente en manos de su hijo Miguel Ángel.

Ya donde termina la carretera y se inicia la calle El Espino, se ubica el viejo estanco de la señora Josefa Laborda, después de su sobrina Pilar y ahora de Luís Melendo. Junto al estanco, la mujer de Elías Domínguez ( no consigo recordar su nombre, ¿será Felisa), fue  modista de fina aguja y mejor trato.

Creía que podría terminar con este escrito pero a medida que escribo, compruebo que la sociología de este Calatoradico se merece mas extensión. (Continuará)

 

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