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El caballo y el asno

Hacia la gran ciudad caminaban
un hombre, su caballo y su asno.
Este último, mucha carga llevaba
y el andar lo agotaba.

Rendido, suplicó al caballo:
Ayúdame con la mitad de mi carga o moriré.
El cansancio es mucho, alíviame y lleva un fardo.

El jamelgo lo ignoró y a poco el asno murió.

El hombre, sin pestañar, los fardos del muerto
sobre el caballo cargó.
Desgraciado de mí, por no querer al mulo auxiliar
ahora toda la carga yo he de llevar.

Nunca dejes de ayudar
porque el mal que sufren los otros
siempre a ti te ha de afectar.

por Karina Sacerdote

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