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barbacana

Fragmento...

No pude ocultar una leve sonrisa. Extendí mi mano derecha y  María  un tanto temblorosa la recogió con las dos manos ¡¡¡Luís, Luís, creíamos que habías muerto¡¡¡, después  me abrazó. Se hizo un profundo silencio, solo roto por los llantos de María.

Puse mi mano sobre su cabeza y acaricie suavemente su rubio y abundante cabello. Me quedé tan sorprendido que no sabía que decir. Había pasado tanto tiempo y habían sucedido tantas cosas …El abrazo apenas duró unos segundos pero me  pareció  una eternidad. Cogí a María con mis manos de sus dos hombros la aparté de mi lado y la miré fijamente a sus bellos ojos azules “Estás guapísima, parece que no ha pasado el tiempo”. María saco un pañuelo de seda y se limpió las lágrimas al tiempo que sus mejillas adquirieron  un intenso color rojo.

María.- No sabes la alegría que siento.

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