EN LA CAPITAL

He subido con pereza al autobús de Ágreda.La mañana , tibia , avanzaba en este nuevo horario que, bien pensado,a mis amigos fruteros no sé si les beneficia mucho. Me gustaría que algún día pudiesen dar su opinión en Bruselas,allí  donde la clase dirigente europea, entre cócteles,comidas de trabajo,viajes en avión,intérpretes,secretarias y ayudantes decide lo que nos es conveniente en Calatorao.Seguro que no saben lo que es un domasquino...

No más de una docena de viajeros compartiendo ruta y , a primera vista, más de cuatro nacionalidades.Al menos he podido distinguir cuatro tonalidades de piel, otras tantas de color de pelo, más de tres idiomas desconocidos para mí...El sol me arrullaba a través del cristal y antes de divisar los molinos de La Muela, Morfeo me acogió en sus brazos.