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barbacana

¿Qué viaje?....

El Viaje es la vida.

O la Vida es el viaje de cada uno.

Eso sí subdividido en multitud de pequeños viajes que conforman el Viaje Absoluto de la Vida.

 

Rememoro que estoy en una playa de arena rubia frente a siete enigmáticos moais plantados de espaldas al Pacífico, al que respetaban y temían.

El puñado de arena atrapado en la mano que te recuerda el cumpleaños de Avelina, resbala por la pequeña apertura del puño  formando en su discurrir volador otro nuevo e ilimitado universo de estrellas-motitas de polvo que buscan el lecho del que salieron por ése corto momento mágico de haber sido atrapadas al azar de un gesto de tu mano inconsciente de haber participado en un rito ordenado desde siglos por dioses cariñosos.

Y vuelve al resto de la arena o al agua que la espera dichosa, pintando en buceos trazadores mis primeros pasos de niño, las mil empinadas escaleras subidas a gatas buscando a mi madre en el piso de arriba, las del granero por ver si mi padre todavía me espera, las del campanario tras el Agustín aprendiendo los tonos de muerto y de gloria, las del gallinero de mi abuela Teodora a buscar aquellos huevos gordos como reinetas y colorados como mejilla de niña enamorada, los capucetes despelotados en el río que te conduce lejos de la galbana de las tardes de todos los veranos, los goles fallados y los acertados en los domingos más bonitos de aquellas primaveras, los peinados engominados y de rayas perfectas surcados por peines de asta de toro medio desdentados, dalladas de niño de alfalfes gigantes para su estatura, clavadas de azada en tierra solana buscando la hierba ensalada-pastora invasora de surcos de panizos retrasados,  o de gancho de pico entrando en la helada tierra levantando en un golpe certero ésas remolachas tan encajonadas, los besos robados, los de los otros  y hasta los volados, los nuevos vinos, las primeras jotas, las siguientes risas….. los últimos sueños.

 

Yo inicié mi viaje un diciembre del centro del siglo pasado, apareciendo, supongo, resquemado, llorón y resignado.

Cada mañana reinicio la pequeña aventura de ése Viaje que al fin son todos los viajes, el dulce vuelo de la arena apresada en el puño aunque,  cada vez más viejo.

Cada grano es un nuevo peldaño de escalera, cada puñado una nueva escalera, un nuevo capucete, un nuevo vaso de vino, un nuevo gol, un nuevo beso….de la vida.

2 comentarios

Pily E. -

Desde luego, has venido inspirado, justo lo que nos hacía falta.
La vida es el verdadero viaje,cada día es una aventura que merece la pena ser vivida, y si caemos, levantarnos cual ave Fenix con mas fuerza todavía, los otros viajes y las cosas que nos gustan, son el aderezo, la sal y la pimienta, que la ensalzan.
Para los dos de tres, un gran abrazo.

Avelina -

¡Si! Ese del que hablas es el verdadero viaje, es como esas ruedas
de la vida que pintan los orientales, que a la derecha en el sentido
de las agujas del reloj, eres joven y vas ascendiendo, ¡hasta dar las 12!
y comienzas a descender inexorablemente hasta el final ¡las 6!.
Pero ahora aún vamos por las 2 o las 3, así que nos queda recorrido
¿Cuándo? ¡Esa es otra historia!.