No hace falta.....

Es un dicho tan antiguo como los dinosaurios ¡o más!.

Quizá incluso más que los gruñidos que dieron paso a la palabra.

“Detrás de cada gran…. (ése es el dicho), pero también de cada… buena, dulce, noble o simplemente correcta persona siempre aparece como desdibujada o medio oculta tras la corteza rugosa del tronco de un árbol o ahora incluso de la pantalla del ordenador, una pareja que la complementa, que la fundamenta, que le abre el camino a los pasillos afectivos de la comprensión, que le cuida la espalda para que no vaya nunca para atrás, que le impide que caiga en el decaimiento o el desasosiego.

En los demás casos, en que no se produce ésta simbiosis, es porque siempre tiene que haber personas ruines, estúpidas, imbéciles o por lo menos gilipollas que no se percatan de los días de ternura que se pierden, de los instantes de felicidad que dejan a un lado de la vida, de lo plenos que serían viviendo y envejeciendo a la sombra protectora de las caricias sinceras…y de los besos.

¿Por qué?..... Pues casi siempre por una cabellera ¡o un! pelo ensortijado y basculante de anuncio de champú televisivo, por unos ojos brillantes y seductores que quizá son más producto de la tendencia a la rapiña o de los lápices de colores maquilladores que destacan lo que una vez lavados, cansados o envejecidos son lo mismito que en los demás, ¡simples globos oculares de los que lo más importante es la percepción que tengan de las cosas que hay que ver para solucionar los problemas comunes! o de unos músculos poderosos que aparentemente parecen poder defenderte de todo y que una vez solicitada ayuda se convierten ¡al instante! en cuerdas despeluchadas de tendedero cuando parecían refulgir como cuerdas de laúd maña o de guitarra flamenca.

Claro, que no sé porqué pierdo el tiempo pensando en ésas personas…..

Si a mí, solo me producen la más absoluta indiferencia.