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¡Faltaría más!.

¡Faltaría más!.

Hoy,  aunque solo fuera  para decirle ¡Bienvenido! a ése nuevo miembro de mi familia, sería más que suficiente para escribir un poquito.

Para dejar constancia de mi alegría y de los mejores deseos para su recién iniciada trayectoria vital. Y desde luego felicitar a los padres... y a los abuelos, a quienes quiero tanto.

También para agradecerle de antemano a Fernando sus desvelos por intentar poner ésa imagen del Cabaxa que tengo grabada en oro en el corazón y que a mí me supondrá revivir tiernamente la memoria de unos amigos inolvidables, aunque lamentablemente, como él díce, ya no están todos con nosotros.  ¡Demasiadas ausencias sentidas!.

Pero aprovecho para mandarle a Cruz todos los milagros curativos susceptibles de enviarse envueltos en el celofán de los besos más sugerentes y cariñosos.

Para reseñarle a Avelina que tiene razón, que de verdad me siento medio canario y hasta un poco gallego, en concreto un poco de cada sitio donde te tratan con deferencia y respeto.

Para apuntarle a Martita mi alegría por saber de ella y por decirle que ayer fuimos 14 miembros de mi otra familia, la gallega  (entre los que hay una preciosidad que también se llama Andrea), a las Fragas del río Eume,  a comer empanadas, tortillas de huevos de gallinas de las de antes, ensaladillas de langostinos fresquitos y relucientes  y filetes de “pucho gallego” especiales para merendero.

Aunque,  realmente, lo que me sucede es que yo contesto siempre.

A todos.  Claro que, a los que quiero, con alegría. A los que no, también, aunque procurando que no se trasluzca mi total indiferencia.

Por más que no continúen mis historias, viajes o elucubraciones existenciales, ¡ya era hora! ¿no?, de cuando en cuando me asomaré y diré algo, tratando de que nadie tenga que dejar de leer por mi culpa…..¡faltaría más!.

Quizá solamente el consabido ¿cómo estáis amigos?, que más que una pregunta suele ser siempre la señal indicadora de que estoy vivo, de que sigo vivo, de que estoy por ahí… ¡navegando!,  pero siempre alegre de que a mi gente le vaya de maravilla.

¡Cuestión de cariños!.  Y de educación…….. 

 

Y es que hay situaciones en la vida donde no tienes ganas ni de pensar.

Donde quizá te das cuenta de lo poco que necesitas para ser tremendamente feliz.

Quiero decir pensar en algo que te pueda sacar o distraer de lo que te supone un disfrute o una satisfacción inmediata y exquisita.

Es lo que me sucede en éstos momentos.

Todos tenemos ésa ventana, a veces imperceptible, a la que asomarnos y comprobar los cambios que la buena compañía, la armonía, el buen trato y  la ayuda de un tiempo agradable, configura nuestra vida.

Yo tengo una de ésas ventanas aquí, frente a la ría de Miño, en el Cantábrico.

Solo tengo que apoyar los codos en el alféizar, mirando hacia el mar, dejar vagar la mente sin orejeras que la limiten, olvidarme de todo lo que no sea totalmente positivo y vislumbrar los sonidos y los colores del agua a lo largo y amplio del espectáculo que la naturaleza te ofrece sin hipotéticas hipotecas, sin pagos a cuenta, sin intereses lacerantes.

Aquí tengo un montón de amigos con quienes charlo todos los días.

Los  ocupantes de éstos paradisíacos nidos donde cualquier tema y de cualquier trivialidad,  te supone una descarga de ansiedades y adrenalinas.

Pepe y Andrés que perciben en el cielo los futuros fríos, las lluvias  y los ventarrones que nosotros no hemos visto ¡excepto el día de nuestra boda en febrero del 77!.

Aquí, al ladito, a apenas 20 metros, en el Crisol de las Rías.  ¿Recuerdas Javier…?.  ¡Te espero de inmediato!.

Paco Buyo que comenta los descartes equivocados de su Madrid y los fichajes que le suenan a remaches de porcelana. ¡Joder, Porfi, la semana pasada estuvo Fernando Hierro con su familia!.

Adela, Rosa, Sandra, Viruca (de Elvira, naturalmente), Carmen, Clara (Clarita para mí),  Zetonio, Mario,  Rafael,  Rafiña, Manolo, Julio I y Julio II, que solo cavilan de lo buenos que están los mariscos y que por tanto hay que aprovechar por si “los petroleros” con sus asesinas descargas de residuos y carburantes.

En fin que solo me alcanza la mente para transcribir pensamientos  al albor de lecturas y meditaciones sobre ellas.

Aunque no recuerdo si las leí o las soñé,  pero ¡dá igual!.

Nuestro tiempo es limitado, así que no lo malgastemos viviendo la vida que nos marcan los senderos de otros caminantes.

No permitamos que el ruido de las ideas de nadie ahoguen nuestra propia voz interior.

Y lo más importante: tengamos el coraje de seguir los impulsos de nuestro corazón y nuestra intuición.

De algún modo,  el mundo ya sabe lo que uno, realmente, quiere ser.

¡Seámoslo!...

….Todo lo demás es totalmente prescindible…….

……absolutamente secundario.

 

Porfirio-Fabián Crespo Lorente.

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