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barbacana

Hasta mañana....

Hasta mañana.... EL CONSEJO. 

No midas la riqueza por el dinero que tengas.

Mídela por tener las cosas que no cambiarias por dinero.

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LA HISTORIA. 

Que te lleven al aeropuerto en Porche no es cosa de todos los días.

Bueno, por lo menos a mí no me sucede tan a menudo.

En primer lugar hay que tener un buen amigo dispuesto y después que tenga uno, quiero decir que tenga un Porche.

A mí me confluían ambas cosas con mi amigo Josemaría.

Corría 1.985. Éramos Presidente y Secretario del Comité de Empresa y nos habíamos de reunir aquella mañana en Madrid, todos los cargos sindicales de los Casinos de toda España, con el abogado de alto copete que nos debía llevar el Contencioso Administrativo con Hacienda para ver de tratar  que el reparto de las propinas voluntarias de los clientes se repartiese de una forma más equitativa entre ellos (los recaudadores) y nosotros (los receptores), es decir los que poníamos la mano.

Llegamos a Madrid y la reunión de la mañana fue tan corta y decepcionante, por las pocas esperanzas que nos dio el letrado, que decidimos quedar todos juntos después, para comernos un cocido saleroso a fin de por lo menos no hacer el viaje en balde.

Quedamos a las 2,00 en un conocido restaurante de la Cava Baja y cada uno se marchó a su aire a aprovechar la visita a la capital: unos de compras, otros a ver como estaba el panorama femenino capitalino y yo a hacer una visita a mis tíos-abuelos que dudaba si todavía me reconocerían.

Decliné su invitación de quedarme a comer y después de una hora de charla con mis tíos a eso de la 1,00 me fui a dar una vuelta por Sol.

Ya me aburría de ver escaparates, sortear a amas de casa con las bolsas de la compra y detectar carteristas apostados en cada portal cuando me metí por la pequeña placita que, enfrente de la puerta del cine Carretas estaba poblada de pequeños tugurios donde largarme un refresco y dejar pasar tranquilamente la hora que me quedaba para ir a comer con el grupo de colegas casineros.

 

Allí estaba él.

Sentado en el suelo, en el centro mismo del ensanchamiento de la calle peatonal que circunvala por detrás el edificio de la antigua Dirección General de Seguridad.

Tenía extendida la mano izquierda hacia delante en un ligero gesto de hastío o de conformismo y con la derecha agarraba con fruición una botella pequeña de cerveza.

Lo vi 10 o 12 segundos antes de que él lo hiciera conmigo.

Ésos segundos necesarios para no manifestar gesto de sorpresa, como si encontrarlo allí fuera algo natural y esperado, como si no pudiese haber otro lugar en el mundo donde debiera estar.

¡¡¡¡Alfredo!!!!.

¡Porfirio!.......

Se levantó con dificultad y se abrazó a mí como si fuera la tabla de salvación de un naufragio.

¿Qué haces por aquí?...

Pues a dar una vuelta, he venido con un amigo a….

Vamos, vamos, cuéntame como te va todo,¿Cómo estás?.

Pues ya ves, ¿y tú?....

Ya no me dejó hablar. Me contó de su padre, famoso y reconocido abogado en su  tiempo y fallecido hacía 5 años. De su madre que se enrolló con un policía nacional y que lo había dejado tirado a la intemperie de la calle, de que al principio bien pero que después todo se había complicado por asuntos de faldas ya comprometidas, depresiones y bebercios, (lo que jamás hacía hasta entonces), que consiguió un trabajo pero que había durado lo que duran las falsas promesas….

 

Me pasó el brazo por encima y me condujo caminando desde sus 10 centímetros más alto hacia el pequeño bar donde  antaño, solíamos tomarnos una sopa para cada uno y un vaso de vino peleón que repartíamos en ella, bajando su temperatura y reconduciendo un poco su enigmático sabor.

¿Te acuerdas, Porfirio?. Aquí nos tomamos unas docenitas de sopas en aquellos tiempos felices ¿te acuerdas?.

Hombre, hace 10 años, era lo que había. Bueno, a lo que alcanzaba.

¿Recuerdas mis cazadoras de ante?, ¿mis trenkas verdes?, ¿ y mis zapatos castellanos?...pues mira ahora ¡parezco un pordiosero!.

¡La elegancia nunca se pierde, Alfredo!.

Joder, tú siempre has tenido palabras para relajar la situación. ¿Recuerdas en el fútbol?, ¿recuerdas el gol que les metímos a los chulos de la Latina en el campo de Carabanchel Alto?. ¿recuerdas?.

¡Lo metiste tú!.

Joder, ¿Porfirio y quien me la pasó?.

Entramos en el bar, él delante como abriendo paso, como significando que ya habíamos llegado, que podía empezar la función. Yo pensando en la hora y en lo mal que le sentaría que le dijese que me tenía que marchar.

Se sentó en la mesa del fondo junto a la entrada de los lavabos.

Sienta, que nos vamos a comer algo, que hace 3 días que estoy a cerveza y a restos de donuts de los que desechan los chavales.

Le traté de explicar que tenía que marcharme y pareció que le hablaba a otra persona.

¿Qué díces? ¿marcharte?..... A ver, camarero.

Hizo un gesto con el dedo que recordé de sus tiempos de bonanza y el camarero vino junto a nosotros como queriendo advertirnos que no le diéramos la tabarra.

¡Maître,  La carta!.

Aquí no hay carta, y sin pasarte que te veo todos días allá afuera.

Ya me mosqueé. Le dije que tratase con respeto a aquel amigo y que nos dijese lo que había para tapear.

¿Tapear?,  que nos traiga dos sopas, dos filetes Mignon y una botella de vino, pero no la de la casa, que es de una cooperativa de salteadores de caminos de León. Un Pesquera ¡por ejemplo!.

Nos dijo que tenía un rioja bueno y que salía muy bien.

¡Pues ya lo vas sacando, caimán!.

 

¿Qué pasó con el fútbol?, ¡se comentaba que te quería el Atlético de Madrid!.

Mi padre era de los socios más antiguos y me hicieron unas pruebas,  pero ¡míra!.

Se levantó la pernera del pantalón de la pierna derecha y apareció una rodilla con un bulto como una media naranja, por la parte anterior de la misma.

Me lo hízo un compañero ¡hijodeaquella.…. ¡ en un entrenamiento. Me medio operaron dos veces pero ¡ya sábes!, las cosas de los principiantes….seguí jugando un año pero ya no era un cañón, se convirtió poco a poco en una salva de feria y yo en el hazmerreír de los campos. ¿Lo hubieras aguantado tú?....

No, seguro que tampoco. ¿Y los estudios?, estabas ya en cuarto, ¡eras de los mejores!.

Ya, pero cogí depresiones me dio por la bebida y gracias que no me metí en la hedionda mierda de la droga ¡que sino,  ni salgo!. Al menos esto lo he llevado bien y ya va para 3 años que solo tomo coca cola aunque hoy vamos a hacer una excepción por la recuperación de mi colega.

Se tomó su sopa y media de la mía, los dos filetes de ambos y al preguntarnos el camarero si queríamos  postre le dijo que sí, que le trajera otro filete.

Cuando terminamos el café eran ya las 2,30 de la tarde, momento en que le dije qué podía hacer por él.

¡Necesito 5000 pesetas!.

Saqué la cartera como si fuera a pagar y le dí  ése bendito billete que todos llevamos doblado en 3 debajo del carnet de conducir por debajo de la mesa, dándole un golpecito suave en la rodilla herida.

Lo cogió, lo abrió y lo puso abierto encima de la servilleta blanca de papel.

¡Esconde eso!.

¿Esconder?, que vean todos éstos comemierdas que me tratan como a un asesino, que yo tengo un amigo, ¡que no estoy solo en ésta mierda de mundo!.

Me embargó la vergüenza y traté de disuadirlo para que lo retirase.

Te voy a contar, me dijo mientras se metía el dinero en el bolsillo trasero del raído y quemable vaquero.

Conocí a una maravilla de Santander. Una muchacha deliciosa que se llama Angelines. Su padre nos deja una finca con casa en un pueblo de la provincia. Solo tenemos que cuidarlo, trabajarlo y ¡como si fuera nuestro!. Aún no lo he visto pero según ella es lo único que necesitamos para vivir y ser felices. ¡La quiero tanto!.

Estaba reuniendo el dinero para el billete, pero como no le quería decir cómo iba mi maltrecha economía estaba dándole largas, pero hoy …¡ahora mismo me voy!.

Antes de levantarse, clavó en mí aquellos ojos verdes ¡como esmeraldas!, que tanto sugerían a las chicas de antaño y me dijo como en un susurro, como no queriendo decirlo, como diciéndoselo a otro, como si le costase abrirme su corazón:

¡Siempre fuiste mi mejor amigo!.

Se incorporó, se acercó a mí y me dio un beso en la frente como hacía cuando yo también marcaba algún gol. Tan sonoro que hizo volver la mirada a todos los comensales que se afanaban en dar cuenta de sus viandas.

Se encaminó hacia la puerta como haría un buen actor de una buena película americana, cadencioso, basculando el cuerpo, sintiéndose observado,  hasta que tomó con la mano el pomo de la puerta, entonces se giró y con aquella sonrisa con la que destrozaba corazones me mandó una de ésas frases que te dejan un racimo de sentimientos en el corazón, un poso multicolor en el alma para siempre:

¡Nunca te olvidaré!.

Ni yo a tí, Alfredo.

 

No llegué a la comida prevista, desde luego.

Me fui andando a Colón y cogí el autobús del aeropuerto y ya después, en el avión, Josemaría detectó que algo me había pasado.

Nada, sólo que he gastado las 5000 pesetas más a gusto de mi vida.

LA ACLARACIÓN PERTINENTE. 

Al leer ésta historia se puede entender como una arrogancia el gesto de haber dado un poco de  dinero a un amigo.

¿Quién no lo ha hecho alguna vez?.

¿Han pensado que son 30 €….?

Querría que se entendiese como un acto totalmente consecuente con el cariño que todavía le profeso.

La historia sin ése condicionante afectuoso, y que haría mañana doscientas veces más, carecería de fundamento y de sentido.

Léase, entonces ¡por favor! como un cuento….

…. como una sencilla historia de amistad.

  

OTRA ACLARACIÓN.  (aunque menos pertinente).

 

Ésa fotografía es de ésos años.

Es la única que tenía a mano.

Las señales que cruzan mi rostro no son cicatrices de navajas, de sables o de disparos de revolver. Ni siquiera de bombas, metrallas o cañonazos  asesinos, ¡no!.

Son, simplemente, lo que se les queda agarradito, al despegarlas, del pegamento que se utiliza para los carnets de la biblioteca municipal del Puerto de la Cruz, donde tantos y tantos momentos maravillosos me depararon las historias vividas por otros hombres.

Y DESDE LUEGO….. LA DEDICATORIA.

 

A Cristina y Mª José.  … a Pili y Avelina…  a Fernando y Jesús.

En la seguridad de que indistintamente podrían hacer los papeles de la historia en ambos sexos, en una hipotética adaptación cinematográfica ¡toma castaña Reverte!... por principios, buena raza…. y amistad.

Daría igual el grosor de las letras y la ubicación anterior o posterior de los nombres en el colorista cartel  anunciador.

Bueno, ¡no!.

Querría que fuesen letras gordísimas, subrayadas y en negrita azabache de cielo nocturno.

Que pudiesen leerse desde muy lejos y que hasta de espaldas se sintiera la fuerza de sus nombres en la retina confundida ¡como en un espejo mágico!.

 

   

13 comentarios

Ma José -

¡Qué dices que se ha perdio!nosotros somos mundo también y desde hace un tiempo esta siendo "su" momento.En algún sitio quedarán reflejados todos sus pensamiento y forma de ver y vivir la vida,y como bien dices hoy por hoy nosotros disfrutamos de todo ello.
Besicos

Pily E. -

Estoy de acuerdo Fernando,eso digo yo.
Y por eso mismo, digo, que para mi, es imprescindible.
! No sabe el mundo, el literato que se ha perdido, y la suerte que tenemos nosotros !.

Fernando -

Porfi, si las juntas todas te sale un libro de categoría. El Reverte.... a la suela de los zapatos.

Cristina -

Emocionante, pero que conste que a mi me tines que dar 5000 abrazos!

Jesús Serrano -

Hola Mª José :
Efectivamente. Soy el hermano pequeño de José Luis ( amigo de tu hermana Pili) y Félix ( el tirador de barra). Te conozco de vista, cómo decimos por aquí...a quién conozco más es a tu hermana Pili y a tu cuñado Antonio. No obstante, cómo decíais antes...para servirle a Dios y a Usted.
Un saludo.

Ma José -

¡Hola Jesús!
Como creo que ya habrás leído alguno de mis comentarios,normalmente me gusta saber con quién tengo el gusto de estar cambiando impresiones(aunque a sabiendas de que detrás hay mucha gente que nos lee y no sale por la página).Creo que eres, quién yo creo qué eres.Por tu apellido te he relacionado con José Luis,y con tu otro hermano,que ahora no me acuerdo de su nombre,pero que es "un campeón".Lo que me ocurre es que estoy un poco perdida de la gente del pueblompor el tiempo que he estado fuera,y a veces mezclo "las churras con las merinas" y cada día me entero de parentescos nuevos.Bueno,hasta otro ratico,
Besos con sabor a pueblo,

Jesús Serrano -

Todavía me corre por el cuerpo ese escalofrio que no sabes definir muy bien a qué se debe. Eso sí, no tienes ninguna duda de que algo bueno te ha tocado la fibra.
Recibe un abrazo.

Ma José -

Halando de besos y de sentimientos :
Cuando hay bruma,cuesta distinguir el camino y corremos el riesgo de perdernos.
Del mismo modo,cuando ocultamos nuestros sentimientos,los demás nos pierden y no encuentran el camino para intentar comprendernos.
Bskos.

Porfi -

Ésos son los ojos de satisfacción y de cariño.
Lo que sucederá si te ven y pueden darte un beso.

Maño, ¿un beso? ¿los ojos?... cuando digo que estás medio volao.
Abuelo, yo he dado desde 3000 kilómetros de distancia besos con la boca, con el corazón, con el pensamiento, con las manos y hasta con la memoria cuando sueño que aún estoy vivo..
Besos de ternura, de duelo, de alegría y de esperanza en las noches más dulces y melancólicas del invierno.
Suavitos, más fuertes, sonoros, volados, sinceros, nunca por cumplir y ¡eso sí! siempre acompasados al canto de las melodías más tristes de todas las sopranos, y a los eternos versos de los poetas, que me llenan de pétalos de rosa.... el corazón.

Ma José -

Guay,guay.,y olé tu memoria.No conocia esa faceta tuya con bigote,casi no te reconocía,pero los ojos son inconfunibles.Besikos

Avelina -

Emocionante, ¡como casi todos los tuyos!

Porfi -

La felicidad es mutua...
....sino ¡no sería auténtica felicidad!.

Casimiro -

Entrañable historia.Hay " amigos ", que hacen honor a un palabra, que lamentablemente; se usa con mucha frecuencia sin el sentido real que tiene o deberia tener.
Si yo, después de los años; he recuperado un amigo como tu, me felicito por ello.
Un abrazo