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barbacana

A los abuelos... y a las que lo serán.

A los abuelos... y a las que lo serán.

Es gratificante cómo suplimos a las figuras perdidas de nuestra vida.

Cómo nos esforzamos, con cariño,  por cubrir las vacantes.

Cómo nunca nos conformamos con el antiguo lugar que la desaparición de ellos nos medio obliga a seguir manteniendo.

Cómo aceptamos  los huecos vacíos que, sin darnos cuenta apenas, se nos van asignando.

Así buscamos nuestra nueva ubicación tratando de emular en lo positivo lo que aquellos significaron para nosotros.

A mí me pasa con mi abuelo.

El no haber tenido hijos me supuso de entrada un pequeño inconveniente, que la imaginación, el dar cariño y la mente abierta me ayudó a superar.

Siempre soñé en ser un día el abuelo Casimiro de alguien.

El poder charlar, impregnar e inculcar en alguien todas las enseñanzas, consejos y moralinas que escuché alegremente, sin darme cuenta entonces, alrededor (como diría mi hermano Daniel) del sabor acariciador de los Kases de limón.

Ya lo conté.

Me parece que narré en su día, el momento de la confirmación de mi nuevo estadio afectivo.

¡Tengo una nieta!.

Tiene 10 años  (11, el 30 de Octubre) y es lo más dulce de la tierra.

  

Todo sucedió sin prepararlo, como suceden todos los hechos transcendentes.

Estábamos tomándonos dos refrescos en la Plaza de España de Santa Cruz, en una terraza donde te sientes a gusto y el conocido camarero de mi edad, prendió la mecha de la bomba sentimental:

¡Qué ojos azules más bonitos tienes!, le dijo a la niña;  porque a mí, aparte de mentira hubiese supuesto una mariconada imperdonable.

No puedes negar que eres nieta de tu abuelo, porque ¡los tenéis igual!.

Con sus 6 añitos la niña sonrió, agachó dulcemente la cabeza y mantuvo la compostura, algo que en ésa edad parece totalmente incomprensible…

Cuando se marchó el camarero, trató de quitarle la raspa a la situación diciéndome:

Porfi, ése Señor ha creído que soy tu nieta.

Bueno, se ha confundido ¿no?, pero… no pasa nada.

Y entonces comenzó uno de ésos diálogos que parecen producirse entre mayores, entre personas que saben de familias y de pérdidas, de ausencias asumidas y de distancias, pero también de detalles tiernos y de cariñosas cercanías.

Mis dos abuelos ya han muerto, ¿quieres ser tú… mi nuevo abuelito?.

Joder, así, de golpe y en diminutivo para darle un palo más gordo a mi corazón.

¿Y tú quieres que lo sea?...

¡Nada me gustaría más!.

 

Tratando de que no se notase mi zozobra y echar por tierra toda mi leyenda de hombre duro, alargué la mano buscando la suya diminuta.

Me la cogió con las dos suyas, y antes de poder evitarlo le dio un beso en el dorso, donde los nudillos, allí donde comienzan mis largos dedos de pianista enamorado.

Ni todas las luces de todas las lámparas de todos los faros de la Costa de la Muerte gallega, ni todas las sirenas de todos los barcos puestos en fila para atravesar un Bósforo nocturno y peligroso, nada, nada me produciría ¡jamás! ése arrobo, ése rubor, ésa especie de convulsión maravillosa.

  

¿Qué cuanto tiempo estuve flotando por ahí?.....

No lo recuerdo. Ésas cosas no se recuerdan nítidamente.

Son como las primeras borracheras adolescentes, como los besos robados de la pubertad, como la caricia en la boca del pecho de una madre, como la audición del órgano en una Iglesia checa de la Tocata y Fuga de Bach en un momento de ternura, como las palabras sinceras del perdón, como un giro de volante huyendo de la muerte, como el amanecer de un nuevo día….

Sí eso.  Me costó pero… ¡al final lo encontré!.

¡Como el amanecer de un nuevo día de esperanzas azules y dulces!.

……. como sus ojos.

   

7 comentarios

Porfi -

La modestia, amigo Casimiro, te privó del premio de las adivinanzas.
Áquí, no obstante, has demostrado la esperada perspicacia, no exenta de los pequeños hilillos que hacen de ella una virtud encomiable.
Porque, efectivamente va dedicado a todos los abuelos, pero como veo que sabes leer entre líneas, detectaste que lo era muy especialmente para una amiga maravillosa que lo será dentro de unos meses y para tí, que ya lo eres con galones y entorchados.
Y estoy seguro que con principios y ética para conseguir preparar personas dignas, correctas y respetables.
....¡Como tú!.

Casimiro -

No podia ser menos ni mas, que sentirme alagado y feliz por ser un abuelo como tú.

Gracias a tí y a los sentimientos que tan bien expresas.

Yo, como abuelo, solamente podría añadir algo de lo que se siente cuando se és abuelo.

Se siente el orgullo de la continuidad de tu propia sangre, la frescura de un ser inocente; no contaminado afortunadamente, la delicadeza de una inocencia, el cariño que nos profesan, la felicidad que sentimos viendolos crecer.

Cuando somos Padres,no podemos disponer del tiempo ni la experiencia, de los que disfrutamos cuando ya somos abuelos. Es por ello, que no observamos ni calibramos los momentos, los detalles, los hechos, el crecimiento, las enseñanzas; el semblante, la felcidad, la frescura...

En fin...que es ahora cuando llevando ya un buen recorrido del camino hecho, cuando nos damos cuenta de la gran fortuna que nos depara la vida, dándonos una nueva oportunidad con uno o varios seres a los que observamos de una forma mas pausada, mas cariñosa, con mas tiempo y con mas experiencia.

Eso, es ser abuelo, a mi parecer. !Que no es poco!.

Un abrazo amigo y que nuestros nietos, nos vean crecer. Lo digo a la inversa; por que todos, todos..crecemos siempre aunque en nuestro interior, al menos a mi, me gusta siempre pensar como un niño.

Porfi -

Decir lo mismo.
Pensar igual al respecto de algo.
Sí, se les llama almas gemelas. Pero, ¿sabéis porqué?............
Porque habéis sido criadas con mucho amor y con mucha ternura, porque habéis empezado a disfrutar de los amaneceres antes que los demás nos diéramos cuenta de que ¡seguro! el día siguiente llegaría inexorable, porque sabéis encontrar el poso dulce de las sonrisas futuras, porque le dais más importancia al tiempo compartido desde que descubristeis que cada minuto es irrepetible, porque os gusta adueñaros del corazón del otro para acariciarlo y elevarlo, porque....

Joder, ¡lo nunca visto!.
Habeis conseguido emocionar... a un emocionador.

Pily E. -

Cariño, tienes razón, no me había fijado, en el mismo momento y para decir casi lo mismo, si es que no podía ser de otra manera, somos almas "casi" gemelas.
Que vaya bien el entrenamiento.
Un abrazo.

Reyes -

Pily que compenetración, el escrito en el mismo momento.
Me voy para Zaragoza.
Un beso muy fuerte.

Reyes -

Con tu gran corazón no me extraña que te adopten de abuelo. Ya me imagino que te derritieras con ese beso inesperado. Así son los niños, un beso, una sonrisa,
una mirada, flores recién cogidas del campo o de un jardín, una rana en un bote,etc,et,.
Un niño siempre ve mucho más lejos de lo que nosotros nos imaginamos.
Disfruta mucho de tu nieta y ella aprendera mucho de tus consejos.
Besos.

Pily E. -

No me extraña que se te pidiera para abuelo, con tu ternura y sensibilidad, estoy segura que no encontraría otro mejor.
Porque no nos vayamos a engañar, están los abuelos que ejercen, y a los que no les hace ni pizca de gracia el nuevo grado que alcanzan con la " abuelez ".
Y los abuelos de verdad, no es necesario, ni que sean de la misma sangre, y en estos casos, los niños saben muy bien a quien eligen para ser su abuelo.
Con tus relatos, me sigues emocionando, gracias.