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barbacana

No veo mejor manera de responder a un beso.

 2 de Abril de 2007, 16:51:14

Puskas y Gento, Koksis y Dzibor, Moreno y Manchón (que canta Serrat), Peiró y Collar, Clemente y Rojo, Pelé y Zagalo, Villa y Lapetra....
¿Sigo?, ¿queréis que siga?.
Los de mi edad, seguro que solo los de nuestra edad, entienden lo que ésas alas izquierdas significaron en el mundillo deportivo de los años 50 y 60.
Bueno, pues ninguna de ellas, ¡con todo su relumbrón!, fueron para nosotros dos, nada más que unas simples referencias lejanas.
Sí, el mundo se limitaba ¡oh, maravillosa ausencia de globalización! a lo que veían nuestros ojos, a lo que abarcaban nuestros sueños, al nacimiento de nuestras expectativas y en lo sencillo y natural en que se fundamentaban nuestras inmediatas satisfacciones.

Nosotros: Porfi-Fondón, el ala izquierda del Cabaxa, éramos la realidad palpable del cotidiano, natural, propio, de casa, de las familias de siempre, de los niños crecidos al lado, en fin lo que había y lo que representaba ante el mundo exterior todo y solo lo conceptuado como nuestro.
¿A quien del pueblo le interesaba que se lesionase o no: Gento o Dzibor o Rojo para el próximo domingo?....
¡A nadie!.
Sin embargo si Adolfo estaba malo durante la semana o con su clavícula rota, como sucedió, ¿Quién no se interesaba de si el domingo lo verían correr la banda y marcar aquellos maravillosos goles ganadores?.
¡A todos!, ¡a toditos!, y sobre todo a mí porque como diría Amaral, muchos años después... ¡sin ti no soy nada!.

¿Y como empezó todo?.
Pues como suelen empezar las cosas sencillas. Los sesudos del fútbol patrio que se plantean un día reunidos alrededor de unos perolos en el 33:
¿Y a Adolfo, a quien le ponemos detrás para que le surta los balones?.
Pues no sé, porque zurdo-zurdo solo es Porfi es muy joven, aparece y desaparece como el Guadiana y además ¡ya sabéis lo ruin que es éste lagarto!.
Bien se prueba y sino pues veremos por donde volamos la cometa.
Sí que resultó. Cuatro años de resultados positivos que me hicieron vivir plácido a la sombra maravillosa de aquella figura que como una flecha atravesaba los terrenos prohibidos del contrario, rompiendo defensas y estrategias, evitando patadones de piernas peludas y resentidas por sus regates de ensueño, enfilando impertérrito siempre al lugar donde se fijan las diferencias, donde se marcan los goles, donde se saborea el jaque mate que deja abierta la espita atronadora del aplauso y la victoria.

¿Y yo, qué parte aportaba a aquella representación?.
Pues ¡nada!, o casi nadita, pero llegó a ser de una compenetración tal que al final hasta los más arduos detractores tuvieron que pasar como los romanos por debajo de las Horcas Caudinas de los Samnitas.

Yo jugué siempre a gusto a su lado.
Jamás me recriminó el envío de pozales de cinc o fajos de alfalces en lugar de merengues del Goñi, y cuando eran éstos últimos venía con aquella sonrisa de dientes blancos a decirte ¡Bien!, ¡Bien¡ Porfi....Bien!.
Ese era mi premio al pase o al gol que alguna vez también se aliaba con mi pierna, con mi única pierna.
Recuerdo Zaidines y últimos minutos peleando y escuchando catalán, tan lejano entonces, y en el minuto final sin volver el cuerpo ni la mirada, lanzarle un balón al espacio vacío donde aparecía siempre aquella figura engrandecida por la velocidad y el poderío y llevar el balón a la red, al lugar donde nacen los sueños.
Recuerdo Fragas, Zueras, Numancias, Almunias, Gallures, Huescas, Mequinenzas, Calatayudes, Binéfares, Caspes, Barbastros....
Recuerdo tantos sitios y tantos partidos, tantas victorias y hasta algunas derrotas.
Pero mucho más recuerdo abrazos y sonrisas estentóreas y a su madre haciéndonos a los dos bufandas gemelas de lanas azules y rojas, ¡del Barça!,  impolutas y acogedoras.

Es mi don, ya lo he dicho alguna vez.
Es la ubicuidad más absoluta.
No es la de Dios de poder estar al mismo tiempo en todos sitios ¡no!.
La mía es con el tiempo y es solo terrenal.
Puedo estar una tarde de convite con mi abuelo con solo 7 años.
Puedo con 10 regatear con mi madre el precio del control bailable de mi hermano.
Puedo con 14 echar mangüelas con mi pandilla sin perder la compostura ante la captura.
Puedo con 17 honrar a un amigo extraordinario, serio, correcto y cariñoso.
He querido reflejar en la distancia mi admiración al mejor futbolista con el que jugué.
He tratado hoy con 56, recordarle lo que le quiero todavía.

Porfi.
  

2 comentarios

Fernando -

Pero no nos has contado nunca vuestros baños en el SPA de a A. del Rey.

Pily E. -

Como decía Cristina, cuando los recuerdos siguen vivos en la memoria, se disfruta dos veces ( o varias ), y nosotros contigo.
Felicidades por esa memoria prodigiosa, con la que tanto nos haces disfrutar, y gracias.