Blogia
barbacana

La buena educación

Una comunidad de vecinos estaba compuesta de personajes de variada condición, social, económica, politica etc. El edificio se situaba en una zona noble de la ciudad, en cada planta había un solo piso, grande, exterior, luminoso, con terrazas y galerias a una zona ajardinada exenta de circulación de vehiculos.
Un matrimonio jubilado, de edad y sin hijos compró el 3º, trasladandose inmediatamente.
En el primero vivia una joven pareja, con tres hijos pequeños, la abuela y una tía. Aquello era una lucha permanente, carreras por el piso, juegos en la puerta, gritos en la escalera, en fin, el bullicio propio de niños en edad escolar. Desde muy niños habian conocido en casa la buena educación, saludaban a los vecinos, acompañaban a la abuela y a la tía cuando salían de la compra, ayudaban a llevar los paquetes de compra, pero su alegria desbordante les impedía estarse quietos. Los vecinos del tercero expresaron, a su parecer, la falta de urbanidad de los niños, llamando la atención a los padres por su comportamiento. Estos le pidieron comprensión por la edad  de los niños, pero en todo caso les haría una advertencia.
Una mañana de domingo, la madre de los niños desde el balcón que daba al jardín los llamo " Subir a casa, es la hora de ir a misa". Raudos y veloces sin utilizar el ascensor, subieron corriendo por las escaleras, topandose con los vecinos del tercero que bajaban tranquilamente. El señor, cayo sentado sobre las escaleras exclamando un improperio contra los niños. Ellos apesadumbrados, le ayudaron a levantarse y le pidieron perdón. El señor muy enfadado bajo las escaleras murmurando entre dientes "malditos niños, hasta donde vamos a llegar".
A partir de aquel día los señores del tercero negaron el saludo a los niños del primero, a sus padres a su abuela y a su tía.
Los niños le contaron a lo sucedido a sus padres al comprobar que a su saludo no encontraban nunca respuesta. " Papa, mama, subiamos corriendo por que nos habias llamado y no nos dimos cuenta que bajaban, les ayudamos a levantarse y les pedimos perdón. Ahora nunca nos dicen nada".
Pues vosotros como si nada hubiera pasado, siempre, siempre debeis de saludar.
¿Y si no nos contestan?
Da igual, vosotros saludarles siempre.
Los niños cumplieron las indicaciones de los padres y a cada encuentro realizaban el saludo correspondiente. La respuesta era el silencio acompañado de una mirada de incomprensión. Pasaron los días y la situación no cambiaba.
"Papa, mama, los señores del tercero siguen sin responder a nuestros saludos"
Nosotros vamos a seguir igual, siempre, siempre saludar.
Pasaron los dias, las semanas y los meses.
Una mañana los niños se colocaban las mochilas en el patio, era la hora del cole. Los vecinos del tercero salian del ascensor. Los tres al unisono saludaron " buenos días señor José, buenos días señora Luisa" asi se llamaban. El matrimonio cruzó una mirada y rspondieron "buenos días chavales, que tengais un buen día". los niños salieron corriendo alegres al patio y los vecinos del tercero esbozaron una sonrisa.

P.D. Es una historia real.

0 comentarios