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barbacana

El partido (1ª parte).

La Pensión estaba ubicada en la calle Alfonso.

 

Como a media altura de la misma, bajando hacia el Pilar a la izquierda, enfrente de una placita con una parada de táxis. Justo en la manzana siguiente a los Almacenes Gay, aunque esa premonición del nombrecito en inglés, no me había venido a la cabeza.

 

Bueno, también es verdad que en ésa época ¿quién sabía las suficientes palabras en ése idioma lejano para pensar en por donde iban a venir los estacazos?.

 

La entrada era por la calle lateral que conducía al Mercado Central.

 

Un cartel lo anunciaba a la puerta con una rutilante placa de cristal enmarcado en plástico naranja donde se leía en caracteres medio góticos aquel:

PENSIÓN MATIAS.  Camas y Comidas de 1ª calidad. Pensión completa. Pisos 4º y 5º.

 

Allí se hospedaba mi amigo Mauri cuya recomendación sirvió para que aquella tórrida tarde del mes de Julio, acompañado de mi padre subiéramos los tropecientos peldaños de aquella lúgubre escalera hasta llegar al portal donde otro cartel en los mismos caracteres nos indicaba que habíamos llegado y que nos podíamos tomar un respiro y coger un poco de aire fresco, antes de que el alegre fámulo vestido solamente con un bañador pequeñito y un delantal miniatura con dibujos de dioses mitológicos griegos atendiera la campanilla dorada,  nos recibiera sonriente y  julandrón y nos preguntase como sino fuera evidente vista la bolsa que yo portaba ¿qué queríamos?  y nos condujese por un largo pasillo llenito de  puertas negras cerradas hasta el fondo totalmente acristalado de una mampara-puerta corredera donde se dejó media garganta en aquel. ¡Marqueeeeeeeeesa!, aquí están ya, los ¡Señoreeeeeeees!.

 

Un ¡que pasen!  seco, cazallero, autoritario, muy curtido por tangos, milongas o jotas de barra de club fue el detonante para que el fámulo corriese la hoja de la puerta que mueve libre,  aunque después de varios intentos frustrados de hacerlo con la fija.

 

¡Allí estaba la Marquesa!. 

 

Morena, fuerte, con unos brazos como muslos y con una vestimenta de odalisca musulmana, descansando, después de haber interpretado una maratoniana danza del vientre que también, por cierto,  lucía al descubierto.

 

Echada con donaire de convite provocador encima de tres o cuatro docenas de cojines de pluma con colores de lo más cabaretero, parecía una gigantesca diosa del Olimpo griego ida a menos ya que su corte de adoradores  castratis o enormes negros eunucos de músculos poderosos lo sustituía  con diez o doce gatos de diferentes pelajes, que campaban a sus anchas por los pocos muebles y el lecho mullido, y un pequeño mono tití de ojos enormes  y escrutadores que reposaba encima de sus enormes piernas desnudas y que además no me quitaba ni un ojo de encima desde que mi padre en una pequeña reverencia de saludo le volcó por el suelo el pequeño platillo en el que tenía, supongo de merienda, una enorme bolsa de cacahuetes pelados y un plátano amarillo, reluciente  y gordo como un mango de azadón serrado por la mitad.

 

Una vez repuesto de la impactante puesta en escena y realizadas las correspondientes presentaciones la Señora alargó a mi padre una mano resueltita y cargada de pulseras doradas al mismo tiempo que preguntaba:

 

¿Este es el niño?..

 

Pues sí señora.

 

Vaya con el niño, pues aparenta más de los 16 añitos que me dijo el Mauri.

 

Está bien criado y además juega al fútbol.

 

¿Al fútbol?, pues con eso aquí está salvado,  porque los niños del servicio tienen un equipo ganador.

 

Ya, pero el chico va a pasar el verano con Vds. pero para recuperar en la Academia Cima  las asignaturas que le han quedado de 6º,  y prefiero que no juegue al fútbol.

 

Bueno, bueno, todo se andará. Entonces estamos de acuerdo en el precio y ¿se queda no?.

 

Pues sí señora, échele un ojito que es medio lagarto y últimamente le gusta poco estudiar.

 

Vd. no se preocupe que el ojo encima lo va a tener.

  

Mi padre me dio, otra vez,  las recomendaciones de padre y después de unos lloros en el rellano comenzó a bajar la escalera.

 

Aún me dio tiempo de animarlo cuando llegaba al piso más bajo, a la puerta de la calle:

Joder padre, que es hasta el sábado  y ¡que estamos a miércoles!

 

Es que a veces se encuentra uno con unas enormes dificultades para consolar a los mayores.

 

Claro que yo entonces pensé que el problema era de él, que se volvía al pueblo y que yo estaba salvado ¡en el centro neurálgico de la Zaragoza más adelantada!.

 

¿Qué si yo me enteraba de algo?.

 

Pues que queréis que os diga ¡vamos a dejarlo en la mitad!.

 

Sin llamarlo, apareció el fámulo que me quitó de la mano la enorme bolsa azul de la ropa y salió como un tiro hacia la puerta que, cruzando el comedor, había de ser mi morada estudiantil compartida en aquellos prometedores futuros dos meses.

 

Me tiró el equipaje encima de la cama y con una sonrisa de oreja a oreja que ya me empezó a mosquear me dijo suavemente:

La cena a las 8, y no estudies mucho que se te pueden estropear ésos ojos azules….tan bonitos.    

  

Cuando el Mauri apareció por la puerta de la habitación al declinar la tarde, creí ver a Dios, bueno o por lo menos a Sanjosé.

 

Le conté la rentrée y me dijo que era todo normal, que me relajara y que allí íbamos a estar como dos reyes y que no tomase decisiones internas sin contar primero con él.

 

Que la experiencia si bien no te hace intuir por donde vienen las hostias por lo menos las ves venir mucho antes.

 

Salimos a cenar al comedor y comimos como dos príncipes.

 

Todos los fámulos y el cocinero salieron medio atropellados a que me presentase mi amigo y ya se oyeron los entresijos de lo que habré de contar en el escrito siguiente:

 

“Pues mañana jugamos un partido en Torrero y me ha dicho un pajarito ¡que las metes muy bien!.”

  

Todos, hasta Mauri, se echaron a reír.

 

Yo,  serio y prudente, quizá porque no enganché el chiste a la primera y después que no acertaba a poner el pie con soltura en el suelo, ¿seria por los regueros de aceite perdido que había por allí?

  

CONTINUARÁ…vaya si continuará.

5 comentarios

Porfi -

Besos a mis 3 infalibles amigas.
¿Así, quién no se siente el rey de la tierra?.
Bueno o por lo menos del mambo.

No Avelina. Este va de un partido de fútbol con unos amigos y que prometí a Pili en la Reunión del Casino.
Tú haces referencia a una cita que hice de nuestro amigo Mauri en su momento cuando me contactó por medio de Nely, pero fué algo cortito y referido al compartir habitación...aquel verano.

Avelina -

Porfi ¿este ya lo habías escrito, no?
Y por cierto Mauri, ¿es nuestro amigo, el tío de Nely, verdad?

cruz -

Que enorme placer leerte por la mañana; por cierto gracias por lo del título, y que sepas que me digas lo que me digas contigo no me enfadaría nunca.

cruz -

Que enorme placer leerte por la mañana; por cierto gracias por lo del título, y que sepas que contigo no me enfadaría nunca.

Pily E. -

No te demores, que estoy intrigada.....