Introducción. (más bien cortita...).
Es verdad ¡pensé que era el Sol!.
Me equivoqué, lo lamento o ¿no podemos equivocarnos todos alguna vez?.
Me vino a la cabeza lo del calentamiento global, lo del agujero de ozono y todas ésas amenazas que parecen levitar sobre el futuro del planeta y pensé….. joder ¡el Sol!.
Pero no era el Sol. De verdad, no era él el que parecía derretir aquella maravilla de 15 estatuas colocadas en el largo túmulo de piedras ancestrales y que nos contemplaban como dignos dioses envarados, cargados de poder, de elegancia y de cultura.
¿Qué qué era?.
Los flashes de los 60 japoneses bajados corriendo del autobús azul, aparcado a sotavento, lanzados sin piedad como una descarga de cañonería naval bucanera a la mismísima línea de flotación del barco enemigo y que me recordaba a la grada norte del Camp Nou cuando el Etoo de las narices le mete el segundo gol de su cuenta… al Madrid.
Allí estaban, detrás de siglos de misterio y de olvido.
La Isla de Pascua o Rapa Nui como le llaman los pocos indígenas (sin cachondeo, es decir olvidándome de la expresión maña del ¡menudo indígena que estás hecho!)), que quedan medio olvidados por allí.
En el lugar más lejano de tierra firme del globo. En medio del Pacífico. A 3.800 malditos y pesados kmts de Chile y a 4.000 (para no ser menos) de Tahití.
Nosotros habíamos volado desde Santiago y ya en el avión al ver la recua de japoneses que pululaban por el avión le observé a Flor que me parecía que íba a tener que hacerme de traductora de inglés a partir de aquel momento.
Y así fue. Ya no escuché nuestro maravilloso castellano hasta que volvimos a coger el avión a los cuatro dias destino nuevamente al continente sudamericano.
Está todo, Agencias de transporte, restaurantes, bares, tiendas en manos de americanos e ingleses que vieron primero el enorme potencial de la islita.
Allí no hablaba español más que yo. Los guias, los camareros, los conductores y hasta la madre que los parió solo hablaban en inglés. Gracias que yo contra eso suelo utilizar un método infalible y que suele joder un montón: ¡hablar mucho!, ¡cascar hasta por los codos! ¡preguntar todo!, ¡hasta los precios escritos en números cristianos! ¡todo!.
¿Qué quereis guerra?...¡pues la vais a tener!. Aquí se habla en castellano que es la lengua oficial.
El misterio parece levitar por todos los rincones de la Isla.
Cráteres extintos, cráteres llenos de aguas verdosas como piscinas de dioses fantasmas, montañas alfombradas de plantas carnosas en subidas y bajadas imposibles, cuevas milenarias con paredes alfombradas de signos y pinturas rupestres, guayaberos cargados de frutos como plaga divina por todos los rincones de la geografía, playas de arenas amarillas cual pinturas del Gauguin más enloquecido, palmeras como finas torres inclinadas, cocoteros llenitos de frutos que se ofrecen a la vista como zafiros engarzados en sus sonoras hojas voladoras, ¡ah! y los moais.
PD.- Para Carmina, Mª José y Fernando a quienes un simple agradecimiento sería una descortesía.
4 comentarios
Ma José -
Besicos con sabor a pueblo un poco fresquillos.
Porfi -
La historia extraoficial díce que un holandes la compró (así como suena) en 1864 a los entonces jefes de la tribu Rapa Nui.
Solo tenia 220 habitantes entonces. aunque ahora tampoco son muchos los 3.300 que tiene. Como tu pueblo más o menos.
Después se la compró un ciudadano chileno que la donó en 1.888 (año de nacimiento de nuestro abuelo Casimiro) a la República de Chile.
Entonces, las cosas eran así.
Un beso, ¡guapa!.
Avelia -
creía que no, o es que simplemente te empeñabas en que hablaran
español. ¡Haces bien!, cuando vienen los ingleses o americanos
aquí, hablan su idioma como si todo el mundo estuviera a sus pies.
La foto es preciosa, parece que los tienes en fila, para elegir los
siguientes jugadores de un partido de fútbol, aunque resultarían
ligeramente pesados ¿no?
Y lo de los japos ¡es que te persiguen!, ¡son parte de los paisajes
de medio mundo!
Fernando -