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Carta del Jefe Indio Sealth al Presidente de EEUU

James Monroe 1891. El gran jefe de Washington ha mandado hacernos saber que quiere comprarnos las tierras junto con palabras de buena voluntad. Mucho agradecemos este detalle porque de sobra conocemos la poca falta que  les hace nuestra amistad. Queremos considerar el ofrecimiento porque también sabemos de sobra que, si no lo hiciéramos, los rostros pálidos nos arrebatarían las tierras con armas de fuego. ¿Pero cómo podéis comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esta idea nos resulta extraña. Ni el frescor del aire ni el brillo del agua son nuestros ¿Cómo podrían ser comprados?. Tenéis que saber que cada trozo de ésta tierra es sagrado para mi pueblo. La hoja verde, la playa arenosa, la niebla en el bosque, el amanecer entre los árboles, los pardos insectos... Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra cuando comienzan el viaje a través de las estrellas. Nuestros muertos, en cambio, nunca se alejan de la tierra, que es la madre. Somos una parte de ella, y la flor perfumada, el cieno, el caballo y el águila majestuosa son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos pardos, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecen a la misma familia. El agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros antepasados. Si os lo vendiésemos tendríais que recordar que son sagrados y enseñarlo así a vuestros hijos. También los ríos son nuestros hermanos porque nos libran de la sed, arrastran nuestras canoas, nos procuran peces... Además, cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuentan los sucesos y memorias de la vida de nuestras gentes, el murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Sí, gran jefe de Washington: los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed, son portadores de nuestra canoas y alimento de nuestros hijos. Si os vendemos nuestra tierra tendréis que recordar que y enseñar a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y también suyos. Y por tanto, deben tratarlo con la misma dulzura con que se trata a un hermano. Por supuesto que sabemos que el hombre blanco no entiende nuestra forma de ser. Tanto le da un trozo de tierra que otro, porque no la ve como hermana, sino como enemiga. Cuando ya la ha hecho suya la desprecia y sigue caminando. Deja atrás la tumba de sus padres sin importarle. Secuestra la vida de sus hijos y tampoco le importa. No le importa la tumba de sus padres ni el patrimonio de sus hijos olvidados. Trata a su madre la tierra y a su padre el firmamento como objetos que se compran, se explotan y se venden como ovejas y cuerdas de colores. Su apetito devora la tierra dejando atrás todo un desierto. No lo puedo entender, vuestras ciudades hieren los ojos del hombre PIEL ROJA. Quizá sea porque somos salvajes y no podemos entenderlo. No hay un solo sitio tranquilo en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda escuchar en la primavera el despliegue de las hojas o el rumor de las alas de un insecto. Quizá es que soy un salvaje y no comprendo bien las cosas. El ruido de la ciudad es un insulto para el oído. Y yo me pregunto "¿qué clase de vida tiene el hombre que no es capaz de escuchar el grito solitario de una garza o la discusión nocturna de las ranas alrededor de la balsa?." Soy un piel roja y no lo puedo entender. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de este mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos. Cuando el último piel roja haya desaparecido de esta tierra, cuando no sea más que un recuerdo su sombra, como el de una nube que pasa por una pradera, entonces todavía estas riberas y estos bosques estarán poblados por el espíritu de mi pueblo. Porque nosotros amamos este país como un niño los latidos del orazó de su madre. Si decidiese aceptar vuestra oferta tendré que poneros una condición: que el hombre blanco considere a los animales de esta tierra como hermanos. Soy salvaje y no comprendo otro modo de vida. Tengo visto millares de búfalos pudriéndose abandonados en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy salvaje y no comprendo cómo una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir. ¿qué puede ser el hombre sin los animales?. Si los animales desapareciesen, el hombre moriría en una gran soledad. Todo lo que le pasa a los animales muy pronto le sucederá también al hombre. Todas las cosas están ligadas. Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurre a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres se escupen en el suelo se escupen a sí mismos. De una cosa estamos bien seguros, la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que unan a una familia. El hombre no tejió la trama de la vida. Él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda exento del destino común. Después de todo quizá seamos hermanos, ya veremos. Sabemos una cosa que quizá el hombre blanco descubra algún día; nuestro Dios es el mismo Dios. Vosotros podéis pensar ahora que él os pertenece, lo mismo que deseáis que nuestras tierras os pertenezcan. Pero no es así. Él es el Dios por igual de todos los hombres y su compasión alcanza por igual al piel roja y al hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña provocará la ira del Creador. También el hombre blanco se extinguirá, quizá antes que las demás tribus. El hombre no ha tejido la red de la vida. Sólo es uno de esos hilos y está tentando a la desgracia si osa romper esa reíd. Todo está ligado entre sí como la sangre de una familia. Si ensuciáis vuestro lecho cualquier noche moriréis sofocados por vuestros excrementos. Pero vosotros caminaréis hacia la destrucción rodeados de gloria y esplendor por la fuerza de Dios, que os trajo a esta tierra y que por algún designo especial os dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese designio es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes cocinas con cables parlanchines. ¿Dónde está el bosque espeso?.........................DESAPARECIÓ. ¿Dónde está el águila? ....................................DESAPARECIÓ. Así se acaba la vida y sólo nos queda el recurso de intentar sobrevivir.

   Espero que os guste esta carta, para mí es preciosa, pero un poco larga.

  Muchos besos.

17 comentarios

Pily E. -

Mª José, es cierto que la ciudad te arrastra, pero todo depende de cada uno.
Uno puede vivir en una gran urbe, y vivir como si estuviera en una isla desierta, es el poder de la mente.
Yo, cuando salgo a pasear, tengo una visión selectiva, consigo abstraerme, y solo veo lo que quiero ver.
Reconozco, que soy urbanita.
Un abrazo.

Ma José -

¡Hola a todos!
En primer lugar,darle las gracias a Reyes,por la molestia que te has tomado al escribirnos esta carta tan bonita.
Hoy,he estado en Zaragoza.Ahora al leer esta carta me he sobrecogido,pues estan plasmados todos mis pensamientos más íntimos que estaba debatiendo conmigo misma esta tarde mientras comtemplaba las colmenas de pisos,el aglutinamientos del tráfico rodado,los inmensos ruidos,el ir y venir de personas que algunas parecen ir sin rumbo.En fin yo,me decía:"esto es una locura" "es un sin vivir"(como decía Paco Martinez Soria)"LA CIUDAD NO ES PARA MI"
Después de la lectura de esta carta,casi estoy segura de qué en otra vida he sido(no sé, si hombre o mujer)UN PIEL ROJA,ya que tengo muchas cosas afines con ello.
Estas frases, poco más o menos contienen mis pensamientos de esta tarde por la ciudad:
-Su apetito devora la tierra dejando atrás todo un desierto
-Vuestras ciudades hieren los ojos del hombre PIEL ROJA
-No hay un solo sitio tranquilo en las ciudades del hombre blanco
-Ningún lugar donde se pueda escuhar en la primavera el despliegue de las hojas o el rumor de las alas de un insecto.
-El ruido de la ciudad es un insulto para el oído.
Besicos con sabor ("gracias a Dios)a PUUUUUUUUUEEEEEEEEEEEBBBBBBBBBBBBBBBBBBBBBBLLLLLLLLLLOOOOOOOOOOOO
P.D.Perdonarme por mi extensión

Reyes -

Marta, cuando la he sacado de internet, se escuchaba de fondo, música que te transportaba allí mismo.

Reyes -

Que lo de la ropita ligera, es por la libertad que transmite esa vestimenta.
No penséis mal. Que van tapaditas hasta la rodilla.

Porfi -

Marta, porque no me las oido leer a mí,¡sin copas ¿eh?!.
Y en la Canción del Pirata ¡es que me salgo!.
Claro, para ello hay que ser o buen indio o buen pirata.
Y yo pirata.....entiendo lo mío.

marta felipe -

La primera vez que escuche esta carta, capto mi atención de inmediato. En ella se refleja el gran y verdadero amor, el que el hombre siente por la madre Tierra, por todos y cada uno de los seres vivos que con él la comparten, esa ausencia de propiedad que tanto nos gusta creer. El "salvaje" no entiende porque se la maltrata, se la arrebata.
Me ha gustado mucho que nos la hayas echo leer otra vez.
Os recomiendo que si podeis escuachar la lectura de esta carta en voz de Constantino Romeo, es una sensacion fabulosa, se te ponen los pelos de punta. Besos

Pily E. -

Pués si que estariamos bién por las praderas, aunque fuera jugando al escondite, pero de jugarnos la vestimenta nada, que a ciertas edades se está mejor vestido que despelotao.

Casimiro, que te vaya bién por Benicassim, que también es un poquito mi pueblo y el de muchas personas queridas para mi.

Casmiro -

NIETA. coñe, que me he equivocao.

Casimiro -

¿Una partida de muss en pleno valle indio, rodeados de búfalos, con las indias echandonos embites y con pieles de tapadera?

¿Porfi: tu y yo de que nos vestimos?.

Yo, no se jugar al muss, si acaso.... ¿hace un pocker?

Con ese, si me atrevo...¿ y nos jugamos la vestimenta ?

Venga, que se acerca el fin de semana..bueno para mi todos son fines de semana jejeje. ¿a que os doy envidia a algunos?

Ah, y mañana me voy a Benicasim con mi muller, mi hija, mi nieto y el añadido, jejeje, ya sabeis...el yerno...
!Que conste que lo quiero un montón!

besotes para ellas, abrasos para ellos

Porfi -

Con indias así....
Jolín, ¿quien no se pide ser indio?.....
Aunque tuviese que limpiar las tiendas de toda la tribu.
Bueno sin amontonarse...y si no son muchas.
Las tiendas, digo.

Reyes -

Pily siempre digo, que si pudiera viajar en el tiempo, me gustaría vivir una época con los indios pieles rojas.
Fijate nosotras de indias, con ropita ligera, natural disfrutando de la naturaleza con el pelo al viento.
Un besazo.

Reyes -

Sería tan fácil no ser dueños de la Tierra y simplemente vivir en armonía con ella.
Besos.

Porfi -

Pues si ya estamos los cuatro ya podemos echar un mus.
¡Yo con Casimiro! ¿eh?... que Reyes no sé como juega pero, un pajarito me ha dicho que Pili es muy atrevida con las cartas y que le gustan los faroles....
Un abrazo a los tres.

Reyes -

Porfí, ya veo lo rápido que fluyen tus palabras por el blog. Me da envidieta (de la sana) esa soltura.
Pily pero sabes donde está Mª José que nos tiene que regalar el viaje y alegrarnos un poco que con la derrota del Zaragoza me ha dado un bajón.

Casimiro -

Reyes:

De esta carta, hace unos ciento veinte años; pero es que, en el siglo XV, nosotros lo españoles, hicimos mas o menos lo mismo. Los ingleses, los portugueses, los franceses...todos, se apuntaron al mismo carro, diezmando a los indios, esclavizando a los negros....

En el siglo XX, no tan lejano; ¿ que hicieron los alemanes ?.

Desafortunadamente, este mundo o mejor dicho, nosotros los humanos, somos bastante inhumanos. !Que contrasentido! ¿verdad?.

Aunque los inhumanos, también tenemos algunas cosas de las que sentirnos orgullosos.....lo dificil, es saber donde está el equilibrio.
Un cordial saludo

Pily E. -

Yo quiero ser un PIEL ROJA.
Me gustaría tener esa filosofía de vida.
Reyes, sigue mostrándonos cosas tan preciosas.
Un besazo, que te quiero un montón.

Porfi -

Reyes, corazón.
Habrá que pedir un par de dias libres a mi patrona para leerme ésa misiva.
¡Es broma ¿eh?!...
Ya me la he leido. Yo leo tan rápido como escribo.
Ese es mi problema compulsivo la lectura y la escritura.
Preciosa.... como tú.
Un beso.