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barbacana

Una historia de terror *



Hoy, os voy a explicar una historia de terror real, que lo ocurrió a un amigo mio.

Sucedió hace unos dos años. Vereis...éste amigo estaba parado a la orilla de la carretera, en medio de una oscura y tenebrosa noche, haciendo auto stop, a la vez que estaba cayendo una tremenda tormenta. Esto sucedía en la madrugada del 31 de octubre.

Pasó un tiempo pero nadie se detenía. La tormenta era tan fuerte, que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3 metros de distancia. De repente, vio como un coche negro se acercaba lentamente y al final se detiene. El hombre, sin dudarlo, por lo precario de su situación, se sube al coche y cierra la puerta; al acomodarse en el asiento trasero se da cuenta con asombro que no hay nadie frente al volante.

El coche arrancaba suave y pausadamente. El tipo mira hacia la carretera y ve con horror desorbitante que el coche se dirige inexorablemente hacia una curva. Asustado comienza a rezar e implorar por su salvación, al advertir su trágico destino.

El tipo no ha terminado de salir de su espanto, cuando justo antes de llegar a la curva, entra una mano tenebrosa por la ventana del chofer y mueve el volante lentamente pero con firmeza. Paralizado del terror y sin aliento, se aferra con toda sus fuerzas al asiento. Inmóvil e impotente, ve como va sucediendo lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la tormenta aumenta su fuerza.

El tipo, sacando fuerzas de donde ya no le quedan, se baja del coche y se marcha corriendo hasta el pueblo más cercano. Deambulando, todo empapado, se dirige a una taberna que se percibe a lo lejos, entra en ella y pide un whisky y, temblando aún, les empieza a relatar a todos los presentes, la horrible experiencia que acababa de vivir.

Se hizo un silencio ante el asombro de todos los presentes. El miedo asomaba por todos los rincones del lugar. Al cabo de una media hora llegan dos tipos todos mojados y le dice uno al otro en tono molesto:

¡Mira Juan! Mira donde esta el hijo de puta, que se subió al coche cuando lo veníamos empujando.

6 comentarios

Porfi -

¡No, hombre!, ni mucho menos, que somos mayorcitos...
Pensé que era una adivinanza

Casimiro -

Me pasao.

Porfi -

¡¡¡¡¡Ñóóóóóóóóóóó!!!!! chacho....

Casimiro -

Jose... Dame un beso en los labios...
¡No! Que cierras las piernas y me rompes las gafas...

Casimiro -

Porfi: hablando de alcoholemia...

El guardia al conductor borracho:

¿Me da el permiso de conducir?
Sí, conduzca, conduzca...

Porfi -

¡¡¡Guardiiiiia!!!, ¡Guardiiiiia!, ¿me pué Vd. echar una manita?.
Sí hombre faltaría más, digame.
No colega, sin tanto protocolo que después andais escaqueaos por ahí, venga enrollate bien quéste es mi coche, salgo del bar de tomarme un cafelito y ¡mire lo que mencuentro!.. ¿Lo vés clarito, no?.
Como comprobarás me han robado todo; er radiocasete, er Gepeese recién colocadito, joder ¡hasta el volante, los mandos de los pies, todo!, ¡hasta el cristal de delante seanmamao!.
Y claro, Vds. todo elegantotes con sus amotos por ahí fardando y arrascándose como se díce finamente las pelotas ¿no?.
Hombre amigo yo le diría que....
No, ni qués ni leches, les pongo una denuncia al Pedazo Cuerpo Motorizado de los Güevos que se van a cagar....
Vale, vale hombre, relajese un poco y por lo pronto se me sienta Vd. en el asiento de delante... que le vamos a comprobar la alcoholimetría.