Blogia
barbacana

Gloria

Hoy he entrado, como siempre, sólo a buscar esas joyas que la gente escribe en esta página. Por primera vez, me decido a escribir algo, no espero estar a la altura porque lo poneis complicado pero me ha conmovido el poema de Jorge a una persona tan especial como fue y seguirá siendo siempre Nicolás. Es muy dificil expresar con tanta claridad el amor incondicional que se puede sentir hacia alguien que ha significado tanto para ti. Se dice que las personas más grandes no son aquellas que ocupan mucho sitio cuando están, sino aquellas que dejan más vacío cuando se van. Y, en poco tiempo, se fueron dos que hacen que el mundo parezca desierto. Nicolás y su hermana, Gloria.

Al leer el poema he recordado. Te he visto pintándote las uñas, cada vez que huelo un bote de quitaesmalte se me cae una lágrima, ¿aún te pintas las uñas, yaya?

He entrado a la biblioteca de Calatorao y estás detrás del mostrador rodeada de libros, cada vez que abro uno se me cae una lágrima, ¿qué lees ahora, yaya?

He abierto el buzón y había una carta tuya, me decías "te llamas Luna, pero yo te hubiese llamado sol por lo mucho que iluminas", ¿cuándo me escribirás otra, yaya?

Cuando escribí a la Onu me dijiste que te unías a mi para acabar con las guerras ¿me ayudarás, yaya? 

He hecho la maleta y aún, después de tantos años, siento el amor que metiste dentro cuando me la regalaste, ¿aún me quieres, yaya?

Cuando te empezaste a ir, me enfadé contigo por primera vez, ¡me dejabas sola! Me costó entender que de alguna manera tenías que recuperar la atención y el cariño que habias dado, dejando tus necesidades para el final. Entendí que hay una justicia muy sútil y ese era tu regalo de despedida, pero era tarde...

Por las noches me despierto recordando la última vez que abriste los ojos para mirarme, corporeamente eras sólo una sombra de lo que fuiste, pero en tus ojos leí tu fuerza y, a la vez, tu miedo, tu amor, tu perdón y tus disculpas... Muy bajito te susurré adiós porque me dijiste sin palabras que lo era y me fui con el alma rota, pensando que te ibas, que lo poco que me quedaba de ti desaparecía...

Esa noche me senté en el sofá con una foto nuestra y comprendí todo lo que no había entendido hasta entonces, y lloré porque aún en esos momentos en los que ni hablabas me habías enseñado.

Hablé con tu alma, tu esencia, o tu fotografía y te pedí perdón a gritos, perdón por no entender que te ibas porque habías conseguido, por fin, anteponer tus deseos a los nuestros, y con todo el dolor que se siente cuando una persona importante para uno te abandona, lo comprendí.

Comprendí que sólo era tu cuerpo el que se iba. Que la que morías no eras tú. Tu no puedes morir, porque hay mucha gente que te recuerda, porque sigue habiendo libros, porque las mujeres se siguen pintando las uñas, porque en el mundo aún hay gente que dedica su vida a los demás, porque aún existe el catalán, porque a mi me sigue gustando leer, porque se siguen haciendo crucigramas, porque yo aún me llamo Luna, porque las abuelas siguen regalando, porque queda gente que se atreve a adelantarse a su tiempo, porque cuando cierro los ojos se que estás a mi lado, porque cuando me hundo siento tus labios, porque cuando me caigo me tiendes tu mano, porque se que me esperarás, o que volverás a reunirte conmigo, porque cuando lloro, me secas las lágrimas, porque cuando río te escucho reir conmigo, porque cuando te hablo, me contestas, porque todos los días antes de acostarme me susurras buenas noches...

Nos despedimos de ti plantando un árbol porque tu no has muerto...te convertiste en vida. 

 

3 comentarios

carmina -

¿Qué bonito escrito? Luna.
y que bien expresas los recuerdos,se nota que están escritos con el corazón.
Tu abuela Gloria fué una gran señora,yo la recuerdo con mucho cariño.Besicos.

Manolo -

Luna, he llorado al leer tu escrito, y sabes que es verdad. Por lo que dices y por lo que sientes.

Pily E sigue poniendo algún comentario, por favor, pero si no escribes mis respetos y un beso.

Pily E. -

Hoy, no me resisto a poner un comentario.
Luna preciosa, me has emocionado.
Ten por seguro, que la dulzura de tus palabras, allá donde esté, las recibirá con gozo.
Solo desearía una cosa, que el día que deba marcharme, deje, tan dulces recuerdos en la memoria de alguién.
Sigue escribiendo, porque nena, tu vales mucho.
Y un beso, guapa.