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PRINCESA NEGRA

Sobre una de las mesas de la taberna, Julie sorteaba las ávidas manos de los marineros. Todos querían tocarla. Mientras bailaba, Julie invitaba a soñar. Sus ojos prometían largas noches de húmedas caricias y su boca hacía flaquear al más pintado, dibujando besos prohibidos incluso para un pirata. Sus manos eran lenguas de fuego queriendo ascender al cielo y su cintura pintaba círculos una y otra vez, una y otra vez…solo interrumpida por las inquietas manos de algún marinero imberbe, incapaz de contener el fuego que crecía en su interior.

Por un instante, y al verla de espaldas  aún vestida , creí que eras tú ,Princesa Negra, la causante de tal delirio entre los hombres.

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