PRINCESA NEGRA
Deposité mi herreruelo en una silla y sacando mi espada del
tahalí la puse encima de la mesa.
-Ante un cobarde que se esconde tras una joven, no necesito
más armas que mis manos. Habéis de pagar por interrumpir la fiesta de mis
hombres, por intentar secuestrar a esta doncella y
por cobarde. Tres pecados
en una misma noche, muchos pecados son para irse de rositas ,Monsieur.
-Juro por Dios, que le rebanaré el cuello si no os apartáis
de mi camino de inmediato.
-Los piratas no creemos en Dios
Soltadla os digo, o vuestra
muerte será lenta y dolorosa.
El francés sacó su espada tan rápido que no me dio tiempo a
esquivarla, suerte que el coleto paró la estocada. Sólo tuvo esa oportunidad.
Me abalancé sobre él y de un puñetazo cayó al suelo como saco de garbanzos. La
nobleza, no está acostumbrada a recibir golpes. En el tumulto, caíste desmayada al suelo,
sin sufrir más herida que ese ligero corte en el cuello.
Ordené a mis hombres que os subieran a ambos a bordo del Golden Hind. Y tras escuchar tu historia sobre
sus abusos, el veredicto fue fácil y la ejecución inmediata.Tus miedos, niña,
están en el fondo del mar y no saldrán de ahí jamás. Ahora, descansad , nos
espera un largo viaje hasta Sevilla ,donde tengo unos asuntos pendientes con D.
Pedro Carvalho , encargado del comercio de Indias.
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