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barbacana

Fragmento

Llamé a la puerta, esperé un par de minutos y no obtuve respuesta alguna. Lo intenté de nuevo, golpeé con fuerza el picaporte de hierro y pude comprobar que la puerta estaba abierta. Con cierta timidez la empujé, deslicé una mirada por el interior. Pude comprobar que en  la estancia no había nadie. Una única  luz iluminaba el interior a través  de una contraventa entreabierta. El polvo caía lentamente sobre los muebles, una alfombra roja se situaba a los pies de un enorme sofá. ¿Hay alguién? pregunte. Solo escuche las palabras del silencio. La penumbra no pudo ocultar los retratos de familia, los miré detenidamente, el  abuelo, la señora y la foto de familia. En silencio entorne la puerta y me marche.   

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