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La Enviada

La Enviada

Uno de los sentimientos humanos más común y arraigado en ciertas personas, es sin dudas la envidia, y a su vez es genera reacciones negativas que todo el tiempo nos impide ver la realidad, De la inmadurez y frustración es que nace la envidia madre de la chismografía, a esta se le pueden otorgar tres grados o niveles: el primero y de mayor importancia es el positivo, la envidia que podría clasificarse como buena, sana, constructiva, esa que nos motiva en buena lid a luchar por lograr mejoras en nuestro entorno, copiando o imitando modelos que nos ayudan a tomar decisiones acertadas.
La segunda estaría colocada en el nivel medio, cierta dosis de envidia que no afecta para nada nuestra vida, ni mucho menos la de quien criticamos o sometemos al análisis dentro de las relaciones con nuestro grupo social y familiar, en este punto logramos hacer criticas normales, comunes, sin querer hacer daño o intervenir en la vida privada de terceros.
Pero lamentablemente la crítica negativa, resulta ser más popular, y a su vez también la más fácil de usar, a veces sin siquiera percatarnos y con pocos conocimientos de causa, la emitimos, por el solo hecho de criticar, esta reacción en muchas ocasiones está motivada a una fuerte dosis de inseguridad, temores y miedo, que nos impide reconocer en otros, algún valor como persona, detrás de la crítica destructiva esta el deseo de venganza, hacer daño sin importar las consecuencias, y una manera de sentirse bien consigo mismo, por la incapacidad que se pueda tener para mejorar nuestra propia situación, quienes sufren del síndrome de “criticar por criticar” generalmente no se dan cuenta de que tienen un problema emocional, y aunque se genera por elementos multifactoriales, debemos luchar contra esas pasiones que solo hacen daño a los demás, y a nosotros también, pues con el tiempo nos van cerrando el círculo de nuestras relaciones personales, una actitud consciente y sensata nos ayudara a salir de este camino equivocado, que a través del tiempo, solo genera supuestos enemigos, aislamiento y mas frustración.- Eduardo.alvarez@periodistas.com

 

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