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barbacana

A mi tampoco me da la gana poner mi nombre, soy ¿hombre/mujer?, quizás tranx, estoy loco/a de curiosidad por leer algo que merezca la pena de las plumas anónimas de Urria, Torrijas (por cierto que buenas para desayunar) y toda la peña seudo clandestina que solo se dedica a criticar. ¿Alguien les ha dado en este foro carné de críticos? .  Pues ala, a escribir, aire fresco. Y si no nos gusta, diremos como el Rey, ¿Por qué no te callas? Veremos si pasa el filtro de esa crítica tan exigente.

5 comentarios

Alarisx2 -

joder!! otra vez aki...
!!viva la superpandi!!

Me gusta ser anonimo -

El relato giraba en torno a la propiedad de las galletas??? no lo entendi asi pero si te ha molestado , acepta mis disculpas

Fernando/a -

me gusta se anónimo, aquí nadie habla de la propiedad de las galletas "tal vez las cosas no sean exactamente como piensas, no pienses lo que no sabes acerca de las personas".

Reyes gracias por el apoyo, pero yo soy Fernando/a.

Reyes -

Fernando son palabras con mucho fundamento, estoy contigo.
Un saludo.

Me gusta ser anonimo -

Por supuesto que no es mio pero me ha gustado


Las cosas no son exactamente como piensas

Una muchacha estaba aguardando su vuelo en una sala de espera de una gran aeropuerto. Como debía esperar por muchas horas, decidió comprar un libro para matar el tiempo. También compro un paquete de galletas. Se sentó en un asiento en la sala VIP del aeropuerto para poder descansar y leer en paz. Al lado del asiento donde estaba la bolsa de galletas se sentó un hombre que abrió una revista y comenzó a leer. Cuando ella tomo la primera galleta, el hombre también tomo una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Apenas pensó: "pero, que descarado, si yo estuviese mas dispuesta la daría un golpe en el ojo para que nunca mas se le olvide". Cada vez que ella tomaba una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello la dejaba tan indignada que no conseguía reaccionar. Cuando quedaba apenas una galleta, pensó: "ah... que será lo que este abusador va a hacer ahora?". Entonces el hombre dividió la ultima galleta por la mitad, dejando la otra mitad para ella. Ah!! aquello era demasiado! se puso a bufar de la rabia! Entonces cerro su libro y sus cosas y se dirigió al sitio de embarque. Cuando se sentó, confortablemente, en su asiento, ya en el interior del avión, miro dentro de la bolsa y para su sorpresa su paquete de galletas estaba allí... todavía intacto, cerradito!! Sintió tanta vergüenza. Solo entonces percibió lo equivocada que estaba, había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolsa!! El hombre había compartido sus galletas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado, mientras ella quedo muy trastornada, pensando que estaba compartiendo las de ella con él. Y ya no había mas tiempo para explicaciones... ni para pedir disculpas.

Cuantas veces, en nuestras vidas, estamos comiendo las galletas de los demás, y no somos conscientes de ellos?. Antes de llegar a una conclusión... observa mejor!! Tal vez las cosas no sean exactamente como piensas, no pienses lo que no sabes acerca de las personas...