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Lucas Miret y la Expo

Lucas Miret y la Expo

Quería hablar sobre esto hace mucho tiempo, pero no encontraba el momento. Carlos Miret y su mujer Milagros concibieron la Expo como homenaje a su hijo Lucas que había fallecido con 19 años. Carlos ha publicado un libro que cuenta toda la historía desde los inicios hasta que se hizo realidad. Un camino de esfuerzos, incluso económicos, y de sinsabores que culminaron con una Exposición que ha sido un espaldarazo para Zaragoza. Él, que fue propietario de los derechos de la Expo y los cedió a cambio de nada (creo que 1 euro), no obtuvo todo el reconocimiento que merecía. Un grupo de amigos de su hijo y otras personas apoyando, reivindicaron un reconocimiento para ellos que ha llegado en la figura de su hijo. La plaza por la que transitan en la fotografia llevará el nombre de su hijo Lucas Miret Rodriguez. El Heraldo lo contaba asi y tal cual traigo la noticia.

La plaza que une el futuro con el pasado

La muerte del joven Lucas Miret Rodríguez inspiró a sus padres la creación de una Expo en Zaragoza. Hoy, ya tiene su lugar en la muestra.

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CHEMA R. MORAIS. Zaragoza
Es el lugar más emblemático, el espacio central, de la celebración que más alegrías trajo el año que mañana termina. Con toda la importancia que eso confiere a una plaza sede del Palacio de Congresos de una ciudad, para Carlos Miret y Mª Milagros Rodríguez, aún es algo más. Porque esa zona de la Expo, la que preside la escultura del Alma del Ebro, acaba de recibir el nombre de Lucas Miret Rodríguez, el hijo fallecido de la pareja en 1996, y que les inspiró una Exposición Internacional para Zaragoza. Una noticia que, para Carlos, "compensa los sinsabores que hayan podido producirse".

Los años posteriores a la muerte de Lucas fueron muy duros para el matrimonio. En 1998, visitaron la Expo de Lisboa y Milagros, para motivar a su esposo, arquitecto, le animó a involucrarse en la puesta en marcha de un proyecto similar para Zaragoza. Su plan inicial ya tenía como localización el meandro de Ranillas, según explica, "como una conexión entre Delicias, Actur y la Almozara". Lo propuso a los políticos y, cuando el Ayuntamiento constituyó la Fundación 2008, Carlos creó la Asociación Cultural Zaragoza 2008, germen del posterior consorcio que desarrollaría la Expo. En diciembre de 1999, en una reunión con empresarios, sindicatos, profesionales y políticos de todos los signos, buscó el consenso. Algo prácticamente innecesario: todos estaban de acuerdo con la idea. El propio arquitecto explica que desarrolló el avance de la candidatura, el que fue aprobado por el Consejo de Ministros del año 2000.

La historia posterior ya se conoce. Y, gracias a la propuesta de los amigos de Lucas, a la que se fueron sumando políticos y cabezas de las distintas organizaciones de la ciudad, su hijo ya tiene un espacio en la historia. Algo de lo que Carlos y Milagros se encuentran muy agradecidos. "Lo bonito -dice Miret- es que el nombre de mi hijo se mantendrá en el futuro de la ciudad". Por eso, este matrimonio quiere que este espacio "recuerde a todos los padres que han perdido prematuramente a un hijo, para que tengan un espacio en la ciudad que no vieron, en uno de los lugares con más futuro de Zaragoza".

Hoy, a unas horas de decir adiós al año Expo, Carlos Miret afirma que el balance final ha sido "muy positivo". Y eso que reconoce que fue duro entrar. "Nos invitaron a la inauguración. Después, nos compramos un bono de noche. Y nos costó ir". Ahora, sin embargo, asegura que el resultado se acerca bastante a su proyecto inicial y está deseando que las vallas caigan para poder pasear por la plaza de Lucas Miret Rodríguez, la de su hijo, a quien siempre le quedará el honor de ser el inspirador de la Exposición Internacional de Zaragoza.

 

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